viernes, 1 de agosto de 2008

Historia del capital



Aunque las teorías sobre el capital son todas relativamente recientes, el capital, como tal, ha existido en las sociedades civilizadas desde la antigüedad. En los antiguos imperios del Lejano Oriente y del Oriente Próximo, y en mayor medida en el mundo grecorromano, se utilizaba el capital en forma de herramientas y equipos sencillos para producir tejidos, cerámica, cristalería, objetos metálicos y muchos otros productos que se vendían en los mercados internacionales. Tras la caída del Imperio romano, la desaparición del comercio en Occidente acarreó una menor especialización en la división del trabajo y redujo la utilización del capital en la producción. Las economías medievales se basaban fundamentalmente en una agricultura de subsistencia, por lo que no se las puede considerar economías capitalistas. Con las Cruzadas empezó a resurgir el comercio. Esta reaparición del comercio se aceleró a escala mundial durante el periodo de los descubrimientos y colonizaciones de finales del siglo XV. El aumento del comercio favoreció una mayor división del trabajo y una mecanización de la producción, estimulando así el crecimiento del capital. Los flujos de oro y plata provenientes del Nuevo Mundo facilitaron el intercambio y la acumulación de capital, estableciendo las bases para la Revolución Industrial, gracias a la cual los procesos productivos se alargaron, necesitando mayores aportaciones de capital. El papel del capital en las economías de Europa Occidental y América del Norte fue tan importante que la organización socioeconómica prevaleciente en estas zonas desde el siglo XVIII hasta el siglo XX se conoce como sistema capitalista o capitalismo.En las primeras etapas de la evolución del capitalismo, la inversión en fábricas y maquinaria fue relativamente pequeña, siendo el capital predominante el capital circulante o mercantil, es decir, los bienes en circulación. Sin embargo, a medida que la industria iba desarrollándose, el capital industrial, o fijo —por ejemplo, el capital representado por los molinos, las fábricas, las vías férreas y otras instalaciones industriales y de transportes—, fue el que predominó. A finales del siglo XIX y principios del XX, el capital financiero, en forma de pasivos sobre la propiedad de los bienes de capital en todos los sentidos, fue adquiriendo mayor importancia. Al crear, adquirir y controlar estos pasivos, los financieros y los banqueros adquirieron un mayor control sobre la producción y la distribución. Tras la Gran Depresión de la década de 1930, el control financiero fue sustituido, en casi todos los países capitalistas, por el control del Estado. Una gran parte de los ingresos de Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países proviene de los gobiernos, los cuales, como sector público, ejercen una notable influencia a la hora de regular estos flujos, por lo que determinan la cantidad y el tipo de capital creado

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