jueves, 31 de julio de 2008

Factores de producción

Medios utilizados en los procesos de producción. De forma habitual, se consideran tres: la tierra (bienes inmuebles), el trabajo y el capital (por ejemplo, una inversión en maquinaria); a veces se considera que la función empresarial es el cuarto factor de producción. La disponibilidad relativa de estos factores en un país (su dotación de factores) es uno de los aspectos más determinantes de la inversión y el comercio internacional. Para que una empresa logre sus objetivos tiene que conseguir la mejor combinación de los factores de producción disponibles. Esta combinación variará a lo largo del tiempo y dependerá de la necesidad de crecimiento, de la disponibilidad de mano de obra cualificada y de la experiencia de los gestores, de las nuevas tecnologías y de los precios de mercado de los distintos factores de producción
Trabajo

En Economía, esfuerzo realizado para asegurar un beneficio económico. Es uno de los tres factores de producción principales, siendo los otros dos la tierra (o recursos naturales) y el capital.

En la industria, el trabajo tiene una gran variedad de funciones, que se pueden clasificar de la siguiente manera: producción de materias primas, como en la minería y en la agricultura; producción en el sentido amplio del término, o transformación de materias primas en objetos útiles para satisfacer las necesidades humanas; distribución, o transporte de los objetos útiles de un lugar a otro, en función de las necesidades humanas; las operaciones relacionadas con la gestión de la producción, como la contabilidad y el trabajo de oficina; y los servicios, como los que producen los médicos o los profesores.

Muchos economistas diferencian entre trabajo productivo y trabajo improductivo. El primero consiste en aquellos tipos de manipulaciones que producen utilidad mediante objetos. El trabajo improductivo, como el que desempeña un músico, es útil pero no incrementa la riqueza material de la comunidad.A raíz de la Revolución Industrial a finales del siglo XVIII, casi todos los trabajadores estaban empleados mediante el sistema fabril y prácticas similares. Estos trabajadores estaban explotados económicamente y padecían enfermedades, discapacidades o desempleo.
A principios del siglo XIX, la creciente oposición a los costes sociales del capitalismo extremo debido a la filosofía del laissez-faire, provocó el desarrollo del socialismo, así como el de movimientos que luchaban contra los excesos cometidos, como en el caso del trabajo infantil. Los trabajadores empezaron a asociarse en sindicatos y cooperativas que les permitieron participar en distintas actividades políticas y protegerse con medios económicos y políticos. Las leyes que regulan el trabajo muestran el éxito y la fuerza de la moderna organización de los trabajadores, al igual que la negociación colectiva y los acuerdos de 'closed shop' muestran sus carencias. La economía industrial es ahora una parte integral de las modernas prácticas económicas

Pobreza



Circunstancia económica en la que una persona carece de los ingresos suficientes para acceder a los niveles mínimos de atención médica, alimentos, vivienda, ropa y educación.
La pobreza relativa es la experimentada por aquellas personas cuyos ingresos se encuentran muy por debajo de la media o promedio en una sociedad determinada. La pobreza absoluta es la experimentada por aquellas personas que no disponen de los alimentos necesarios para mantenerse sanos. Sin embargo, en el cálculo de la pobreza según los ingresos también hay que tener en cuenta otros elementos esenciales que contribuyen a una vida sana. Así, por ejemplo, las personas que no pueden acceder a una educación o a servicios médicos deben ser considerados en situación de pobreza aunque dispongan de alimentos.

Causas
Las personas que, por cualquier razón, tienen una capacidad muy por debajo de la media para ganar un salario es probable que se encuentren en situación de pobreza. Históricamente, este grupo viene formado por personas mayores, discapacitados, madres solteras y miembros de algunas minorías. Hoy en Occidente, un sector considerable de población en situación de pobreza (el 30%) está constituido por madres solteras con hijos. Esto no se debe únicamente a que las mujeres que trabajan fuera de casa suelen ganar menos que los hombres, sino fundamentalmente a que una madre soltera tiene dificultades para poder cuidar a sus hijos, ocuparse de su casa y tener unos ingresos adecuados al mismo tiempo. Otros grupos son los discapacitados con personas a su cargo, familias numerosas y otras en las que el cabeza de familia está en situación de desempleo o tiene un salario mínimo.

La falta de oportunidades educativas es otra fuente de pobreza, ya que una formación insuficiente conlleva menos oportunidades de empleo.
Gran parte de la pobreza en el mundo se debe a un bajo nivel de desarrollo económico. China e India son ejemplos de países superpoblados en vías de desarrollo en donde, a pesar de la creciente industrialización, la pobreza es notoria. El desempleo generalizado puede crear pobreza incluso en los países más desarrollados. La crisis de 1929 empobreció a millones de estadounidenses y europeos durante la década de 1930. Lógicamente las fluctuaciones económicas menos graves, denominadas recesiones, causan un aumento menor del índice de pobreza.

Efectos

Decenas de miles de personas en situación de pobreza fallecen cada año a causa del hambre y la malnutrición en todo el mundo. Además, el índice de mortalidad infantil es superior a la media o promedio y la esperanza de vida inferior.
Parece inevitable que la pobreza esté, según los criminólogos, vinculada de una forma estrecha al delito, aun cuando la mayor parte de los pobres no son delincuentes y estos últimos no suelen sufrir graves carencias. Otros problemas sociales, como las enfermedades mentales y el alcoholismo, son más habituales, debido a que son causas y efectos de la escasez de recursos económicos y de una atención médica inadecuada.

Distribución
La pobreza ha sido considerada como indicador de desigualdad de clase social y sexo en las sociedades industriales, en donde las mujeres que viven solas y las familias de clase baja presentan el nivel más bajo de pobreza. Asimismo, ha sido considerada como un indicador de trato económico desigual entre los países desarrollados y en vías de desarrollo, estando la riqueza acumulada en los primeros y la pobreza en los segundos, lo que forma la denominada línea norte-sur. Las zonas más pobres del mundo son: el sur de Asia (Bangla Desh, India y Pakistán), los países subsaharianos, África del Norte, Oriente Próximo, Latinoamérica y Asia oriental

División del trabajo



En economía, especialización y separación del trabajo aplicado a la producción y al intercambio de bienes dentro del proceso de transformación que realizan diferentes trabajadores o grupos de trabajadores. La división del proceso productivo en diferentes operaciones individuales que realizan distintos grupos de trabajadores es una de las características de las fábricas modernas, y constituye el punto de partida para la creación de cadenas de montaje. Por ejemplo, un coche tiene miles de componentes, cada uno de los cuales sigue un proceso de producción específico.
Muchos de estos componentes se producen en fábricas dedicadas en exclusiva a su elaboración; dentro de cada una de estas fábricas los diferentes procesos productivos se reparten entre distintos grupos de trabajadores, cada uno especializado en una tarea concreta. La principal ventaja de la división del trabajo es la mayor productividad, originada por diversos factores. El más importante se debe al considerable aumento de la eficiencia individual y colectiva a causa de la mayor cualificación que permite una mejor especialización; el menor coste de formación de los trabajadores, sobre todo en lo que respecta a la reducción del tiempo; el ahorro derivado de utilizar de modo continuo la maquinaria, que de otra forma permanecería inutilizada si los trabajadores sustituyeran un proceso de fabricación por otro; y la investigación y fabricación de herramientas productivas más especializadas.

Historia
La división del trabajo es una de las características de la producción desde la antigüedad. A medida que la civilización avanzaba se fue estableciendo una división del trabajo que dependía cada vez más de las aptitudes y la vocación de cada empleado. Las variadas actividades económicas eran realizadas por distintos grupos de productores. Con la creación de nuevas herramientas y técnicas productivas se generó una división entre trabajadores agrícolas y artesanos o trabajadores manuales.
El crecimiento de las ciudades aceleró la especialización de los artesanos. La división del trabajo aumentó durante la edad media debido al desarrollo de los gremios y adquirió mayor importancia durante la baja edad media debido al aumento de la producción de bienes de consumo. La Revolución Industrial de finales del siglo XVIII y principios del XIX, dio lugar al moderno sistema industrial de la producción, que ha fortalecido todavía más el incremento de la división del trabajo. Esta división ha creado múltiples y complejos problemas técnicos, organizativos y de personal. Para poder resolverlos se han desarrollado técnicas de gestión o administración industrial altamente específicas y sofisticadas en extremo

Teoría y realidad



Si se observa la realidad económica de los países menos desarrollados, se constata una amplia variedad de situaciones. En el lado más positivo se sitúan los países del Sureste asiático, algunos países exportadores de petróleo de Oriente Próximo y unos cuantos países latinoamericanos. En el lado opuesto se sitúan los grandes países de Asia meridional —Bangla Desh, Pakistán y, en menor medida, la India— y la mayoría del África subsahariana. ¿A qué se deben estas diferencias? Desde luego, no a su situación geográfica: Corea del Sur, uno de los países más prósperos en la actualidad, era considerado un caso perdido en el año 1950. Argentina, en la década de 1930, tenía un nivel de vida parecido al de Australia y una estructura económica muy parecida, y sin embargo, Australia es hoy un país más próspero que Argentina. Mientras Australia era miembro de la Commonwealth, Argentina, basándose en principios de soberanía económica, cultural y política, tuvo una posición de resistencia frente a Estados Unidos y su papel en la región. Muchos países africanos han experimentado retrocesos en sus niveles de desarrollo durante las décadas de 1980 y 1990, y en este momento están peor situados de lo que lo estuvieron en el pasado. El crecimiento de la población de estos países, a diferencia del resto del mundo, sigue siendo muy dinámico. Ninguna de las grandes teorías del desarrollo puede explicar esta amplia variedad de situaciones, aunque todas ellas aportan valiosas sugerencias.
El éxito de las economías del Sureste asiático ha influido mucho en las teorías del desarrollo desde la década de 1970. Estos países no compartían el pesimismo del Tercer Mundo sobre la exportación. A pesar de las protecciones arancelarias de los países industrializados, lograron ganar cuotas de mercado de bienes industriales, se especializaron en productos y mercados de alta tecnología y lograron con ello un rápido crecimiento económico, primero para los ‘cuatro dragones’ —Hong Kong, Corea, Singapur y Taiwan— y luego para otros países de la zona como Indonesia, Malaysia y Tailandia. Era evidente que la dependencia no había impedido su desarrollo. De todos modos este crecimiento se realizó gracias al retraso de condiciones laborales y salariales, difiriendo en gran medida de las condiciones sociales de países como Argentina o Brasil, donde la clase trabajadora industrial y del sector servicios tiene un mejoramiento de vida.
En lugar de lograr un rápido crecimiento, los países cuyos gobiernos intervenían de forma decisiva en la economía, impusieron grandes barreras al comercio internacional; partían de modelos de desarrollo autárquico y a finales de la década de 1980 presentaban un cuadro económico poco envidiable.
La recesión mundial sacó a la luz sus puntos flacos: déficit presupuestarios y de balanza de pagos insostenibles, altas tasas de inflación, problemas de deuda externa y escaso o nulo crecimiento económico. Todo ello hacía evidente la necesidad de cambiar de políticas. El hecho de que las economías socialistas estuviesen abandonando sus sistemas de economía planificada y aplicando reformas orientadas a restablecer los mecanismos de mercado también influyó en ese cambio de actitud.

Empezó a surgir un consenso mundial en torno a la creencia de que las fuerzas del mercado ayudarían a acelerar los procesos de desarrollo en las economías menos industrializadas, aunque sigue sin haber acuerdo respecto al grado de intervención que deben de tener los gobiernos en este proceso. Durante la década de 1980 y principios de la de 1990, cada vez más países, tan distintos como China, India, Brasil o Tanzania, imponían reformas orientadas al restablecimiento del libre mercado. La experiencia de los países del Sureste asiático era considerada, por algunos, como el triunfo de las economías de mercado; pero para otros no era más que la demostración de poder combinar las ventajas de los mercados con una intervención gubernamental efectiva, tal vez demasiado efectiva como para que pueda copiarla cualquier gobierno.A mediados de la década de 1990 parece que casi todos los países de Asia y Latinoamérica han emprendido un modelo de desarrollo más sólido. Pero el fracaso del desarrollo del África subsahariana es motivo de preocupación entre los expertos.
La experiencia nos ha enseñado mucho sobre los procesos de desarrollo, pero sin una intervención pública efectiva, sin unas políticas de desarrollo bien diseñadas y la ausencia de mano de obra sana, cualificada y de un adecuado nivel de educación, todo este aprendizaje no servirá de nada: la principal lección que tiene que extraer la economía del desarrollo es que hay que otorgar mayor importancia al factor humano y al desarrollo político

Aspectos internacionales del desarrollo


La radicalización de las posturas políticas hizo que la cuestión del desarrollo se convirtiera en una batalla más de la Guerra fría. Existía una pugna entre el bloque occidental y el soviético para lograr aliarse con los países del Tercer Mundo, de la que formó parte la retórica sobre si el capitalismo era explotador o beneficioso. Sin embargo, muchos países del Tercer Mundo no querían entrar en esta pugna, por lo que se unieron y crearon la Organización de Países No Alineados, que tuvo un gran protagonismo durante la década de 1970. Estos países exigían la creación de un Nuevo Orden Económico Internacional, en el que se corrigieran las injustas relaciones económicas que denunciaban los países en vías de desarrollo. En el transcurso del periodo que los países productores de petróleo —que se identificaban con el Tercer Mundo— alcanzaron un importante poder, se llegó a pensar que por fin los países menos desarrollados ya se encontraban en igualdad de condiciones para lograr sus objetivos.

Pero los precios del petróleo cayeron; los consiguientes cambios en los mercados financieros dieron lugar al problema de la deuda externa, que debilitó y dividió a los países menos desarrollados. A finales de la década de 1970 los nuevos líderes de los países más industrializados de Occidente —Ronald Reagan, Margaret Thatcher, Helmut Kohl— aplicaron políticas conservadoras que hicieron desaparecer del mapa político internacional el tipo de cooperación económica internacional implícita en el Nuevo Orden Económico.

Teorías ‘ortodoxas’


El punto de vista de la mayoría de los economistas occidentales es bastante opuesto al anterior; según estos, los mercados desempeñan un papel favorecedor del desarrollo, y las políticas de intervención pública de los países menos desarrollados resultan, a la postre, contraproducentes. De hecho, los intentos por mantener bajos los precios agrícolas, y de forzar el ahorro de los agricultores para obtener plusvalías, impiden el crecimiento del sector agrícola y el estudio de la historia económica demuestra que este crecimiento es crucial para una futura industrialización. Aunque es posible que los mercados no generen el tipo de desarrollo que desean los países en vías de desarrollo, sus gobiernos no tienen la capacidad de gestionar las actividades económicas que emprenden. La inversión extranjera fomenta el desarrollo y permite transferir conocimientos tecnológicos. La ayuda exterior proporciona el ahorro suplementario y las divisas que los países pobres no pueden obtener por sus propios medios.

Teorías de la dependencia


Existen otra serie de teorías, menos marxistas pero también radicales, conocidas como teorías de la dependencia. Están muy difundidas en Latinoamérica, pero también cuentan con defensores en otros países. Las teorías de la dependencia afirman que los mercados favorecen a los países industrializados, que siguen comprando materias primas baratas en los países en vías de desarrollo, poseen la tecnología que necesitan los países menos desarrollados y tienen el suficiente poder económico para permitir la entrada de bienes procedentes de estos países sólo cuando les conviene. Este planteamiento fortaleció la creencia del Tercer Mundo en las virtudes del desarrollo autóctono. Los países menos industrializados sólo podrían crecer si se protegían con barreras arancelarias de las exportaciones provenientes del mundo industrializado; las inversiones realizadas por las empresas multinacionales terminarían perjudicando a estos países por lo que se desconfiaba de ellas; puesto que los mercados no eran capaces de fomentar un crecimiento equilibrado ni un cambio estructural, los gobiernos tenían que tener mayor intervención en la planificación para promover el crecimiento económico, lo que implicaba que las empresas del sector público realizaban aquellas inversiones que el sector privado no arriesgaba. Para algunos economistas, incluso la ayuda exterior de los países industrializados era contraproducente; se trataba de un instrumento neocolonialista que intentaba conservar el predominio de los países industrializados.

Marxismo


Karl Marx no estudió directamente el desarrollo, pero sin duda influyó —con algunos pasajes de su obra— sobre el pensamiento relativo al desarrollo económico. Marx sostenía que el capitalismo fomentaría el desarrollo al romper con los ‘modos de producción’ precapitalistas que, según él, predominaban en las colonias. Ésta era una de las partes de su teoría por etapas, según la cual las economías progresarían, inevitablemente, desde el capitalismo, pasando por el socialismo, hasta el comunismo. Sus ideas respecto a las relaciones entre clases sociales, sobre los conceptos de explotación, plusvalía y la importancia que confería a la acumulación de capital, claves todas ellas de la economía marxista, influyeron aún más sobre las teorías del desarrollo.

Acumulación e industrialización


Existen muchas y muy diversas teorías sobre el crecimiento y el desarrollo. Las más básicas subrayan la importancia de los procesos de acumulación de los principales factores de producción: el trabajo y el capital. El otro gran factor productivo, la tierra, es el punto de partida de toda actividad económica. El capital se acumula mediante el ahorro. La teoría parte de la idea de que cuanto más capital per cápita exista, más podrá producir cada persona. Una persona puede excavar con las manos, pero excavará más con un pico y una pala, y mucho más si utiliza una excavadora. Es evidente que no se trata sólo de tener capital, sino de la clase de capital que se utilice y de la efectividad con la que se aplique; por tanto, lo más importante es la tecnología. Las teorías actuales también se interesan por el concepto de capital humano, el capital además de lo que se invierte en maquinaria e infraestructuras, es también lo que se invierte en las personas: la educación y la buena salud de la población inciden de forma positiva sobre la productividad del trabajo.

Las teorías sobre la acumulación están muy relacionadas con las de la industrialización. Para los expertos en desarrollo, y sobre todo para los intelectuales de países en vías de desarrollo, la industrialización es casi un sinónimo de desarrollo económico. Durante las décadas de 1960 y 1970, cuando los países del Tercer Mundo estaban superando la etapa colonialista y adquiriendo su independencia política, los países industrializados tenían una enorme ventaja, la superioridad económica. Eran los colonizadores, y habían utilizado su poder para frenar el crecimiento de los países del Tercer Mundo, relegándolos a la producción de bienes primarios, obligándolos a producir las materias primas que demandaba el mundo industrial e impidiendo que se convirtieran en economías industriales. El debate sobre el desarrollo se produce entre puntos de vista más o menos radicales que subrayan las dificultades a las que se enfrentan los países menos industrializados del mundo, y aquellos otros puntos de vista más ortodoxos que resaltan la importancia del potencial que tiene cada país para desarrollarse, aunque se necesite la ayuda exterior de los países industrializados.

Economía del desarrollo


Rama de la ciencia económica que trata de estudiar los procesos de desarrollo económicos. ¿Qué etapas atraviesa una economía desde las formas más simples de organización y producción hasta las complejas organizaciones productivas de los países industrializados modernos? Esta es la gran pregunta que trata de contestar la economía del desarrollo. En las sociedades primitivas las personas vivían en pequeñas comunidades que se autoabastecían recolectando lo que les ofrecía la naturaleza: alimentos, pieles, leña, hasta que se agotaban los recursos y se desplazaban a otro lugar.
Uno de los primeros adelantos tecnológicos fue el que permitió la transición de la vida nómada a las sociedades sedentarias agrarias, que constituyen la base de las sociedades actuales.
Los economistas distinguen entre dos conceptos: crecimiento, que permite obtener mayores cantidades de los mismos bienes, utilizando los mismos procesos productivos, y desarrollo, que consiste en un crecimiento a partir de un cambio tecnológico y estructural. Por lo común, las primeras etapas que atraviesa una economía se caracterizan por el predominio de la agricultura; más tarde, la economía se desarrolla, al adquirir mayor importancia los sectores industriales y de servicios (entre estos últimos se incluye la administración, la defensa, los transportes, las finanzas, los seguros, la banca y todas aquellas tareas que no implican la fabricación de bienes, es decir, las tareas desempeñadas por abogados, contables o auditores, profesores o peluqueros).

Una de las etapas más importantes en los procesos de desarrollo de las economías es aquella en la que aparecen los mercados y el dinero. Las personas siempre han tenido que alimentarse, pero cuando para ello acuden a un restaurante y pagan para que otra persona les prepare los alimentos, aparece el sector de la hostelería, y pasa a formar parte de lo que se denomina producto interior bruto (PIB). Para que haya desarrollo es imprescindible que la economía se especialice y aparezca la división del trabajo: a medida que las personas van desempeñando funciones más específicas y aumenta el nivel de producción, la producción per cápita, o lo que es lo mismo, la productividad del trabajo, aumenta. Este cambio organizativo es una parte tan importante del progreso tecnológico como lo es la invención de una nueva máquina o un descubrimiento científico.Otra clave fundamental cuando se habla de desarrollo es la relativa a la pobreza. La economía de un país poco desarrollado puede definirse como pobre; ésta puede crecer y crear riqueza y, sin embargo, dejar a grandes capas de la población sumidas en la miseria. Durante la segunda mitad del siglo XX se ha empezado a tener conciencia de las dificultades que atraviesan la mayoría de los países en vías de desarrollo, muchos de los cuales fueron antiguas colonias de los países industrializados. Por ello, el término ‘economía del desarrollo’ ha pasado a ser sinónimo del estudio de las soluciones que podrían aplicarse en estos países para erradicar la pobreza.
De igual forma, los historiadores económicos han analizado los procesos de desarrollo de los países industrializados y coinciden en que éstos también fueron en algún momento ‘subdesarrollados’. La mayor parte de la historia económica versa pues sobre la historia del desarrollo económico.

Organización de Países No-Alineados


Agrupación de estados que, durante la Guerra fría, no tenían alianza formal con ninguno de los dos bloques hegemónicos liderados por Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. La formación de un grupo conocido formalmente como Movimiento de Países No-Alineados se originó con la división del mundo en los bloques comunista y capitalista después de la Segunda Guerra Mundial. Fundamental para su surgimiento resultó la Conferencia de Bandung (1955), que sancionó el derecho a la lucha de los países del Tercer Mundo para lograr su independencia frente a cualquier poder colonial o hegemónico, y que anticipó la Conferencia de Belgrado (1961) en que la Organización de Países No-Alineados celebró su primera reunión en la cumbre para definir sus objetivos esenciales. En este papel destacaron el primer ministro de la India, Sri Pandit Jawaharlal Nehru y los presidentes Achmed Sukarno de Indonesia, Gamal Abdel Nasser de Egipto, Kwame Nkrumah de Ghana, Sékou Touré de Guinea, y Josip Broz (Tito) de Yugoslavia.
La política de ‘no alineamiento’ adoptada fue diferente de la de neutralidad en tanto que implicaba una participación activa en la política internacional y un punto de vista basado en las características de una cuestión más que en una posición predeterminada. Por ejemplo, una gran mayoría de los países no alineados se opuso a Estados Unidos durante la guerra de Vietnam y a la URSS después de la invasión soviética de Afganistán. En la práctica, sin embargo, muchos de los países no alineados se inclinaban claramente por alguno de los dos bloques. Tal fue el caso de Cuba desde que la revolución llevara al poder a Fidel Castro, cuyo régimen político no tardó en acercarse a posturas prosoviéticas y que imprimió tal carácter no sólo a su país sino a la propia Organización, que el líder cubano presidió entre 1979 y 1981.Los países no alineados se consideraban como un importante amortiguador entre las dos alianzas militares rivales, con lo que disminuían la posibilidad de un conflicto grave. Sin embargo, cualquier ambición de constituir una fuerza se vio frenada por la variedad de gobiernos, que iban desde posturas izquierdistas hasta ultraderechistas, y por su debilidad económica y militar, que les obligaba a depender de la ayuda de las grandes potencias. La desintegración de la URSS en 1991 exigió de la Organización de Países No-Alineados una nueva definición de su papel en un mundo en el que ya no existía la rivalidad ideológica y militar entre dos bloques

Asamblea General de Naciones Unidas


Uno de los seis órganos principales que componen la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Está integrada por todos los estados miembros de la ONU, que cuentan cada uno con un voto. De acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas, la Asamblea General puede discutir cualquier asunto que le haya sido consultado y realizar recomendaciones a los estados miembros y también al Consejo de Seguridad. La Asamblea, sin embargo, no puede efectuar recomendaciones en asuntos que están siendo estudiados por el Consejo, a menos que éste así lo solicite. El aspecto más importante y a menudo menos comprendido de la Asamblea General es que, según la Carta, sus resoluciones no son vinculantes en el orden legal. La fuerza de sus recomendaciones radica, pues, en el carácter de la Asamblea como entidad representante de la opinión pública mundial.

La Asamblea se reúne una vez al año en una sesión regular única, que se inaugura el tercer martes de septiembre y se clausura hacia Navidad. Puede reunirse asimismo de forma especial a petición de una mayoría de sus miembros. Basándose en la resolución Unidos por la Paz de noviembre de 1950, la Asamblea puede reunirse además en sesión de emergencia, convocada hasta con sólo 24 horas de antelación, si lo solicita una mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad, con el objeto de tratar asuntos en los que una decisión del Consejo haya sido bloqueada por el derecho a veto de una de las grandes potencias.

La Asamblea aprueba resoluciones por mayoría simple, siempre y cuando no se trate de materias importantes, como recomendaciones sobre paz y seguridad, la elección de miembros a cualquiera de los otros cinco órganos de la ONU, la admisión, suspensión y expulsión de miembros o asuntos presupuestarios; en este tipo de cuestiones se requiere una mayoría de dos tercios. Para cada sesión la Asamblea elige un presidente y 21 vicepresidentes. La agenda, que rara vez consta de menos de 100 puntos, se distribuye entre siete comisiones principales, de las cuales dos se encargan de cuestiones políticas y de seguridad, mientras las restantes se ocupan de asuntos económicos y financieros, temas sociales, humanitarios y culturales, cuestiones relativas al régimen de tutela, problemas administrativos y presupuestarios, y cuestiones legales.La labor de organización del trabajo de cada sesión recae en el Comité General, formado por el presidente, los 21 vicepresidentes y los presidentes de las siete comisiones principales (que son elegidos por esos mismos órganos), encargándose un Comité de Credenciales, compuesto por nueve miembros, de la aprobación de la validez de las acreditaciones. La Asamblea recibe la ayuda de dos comisiones permanentes y puede establecer organismos a propósito, si así lo requieren situaciones concretas. La Asamblea General tiene autoridad exclusiva para determinar el presupuesto de la ONU, que procede de las aportaciones concertadas entre todos sus miembros

Tercer Mundo


Nombre genérico que se utiliza para definir al conjunto de los países en vías de desarrollo. El término se acuñó durante la Guerra fría cuando dos bloques hegemónicos opuestos, liderados por Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), parecían dominar la política internacional. Dentro de este modelo bipolar, el Tercer Mundo lo componían los países menos desarrollados en materia económica y tecnológica que no pertenecían a ningún bloque. Ideada por el escritor marxista originario de La Martinica, Frantz Fanon, la expresión implicaba connotaciones negativas y no siempre fue aceptada por los países involucrados. Aunque los cambios políticos y económicos de las décadas de 1980 y 1990 acabaron con el colapso del bloque soviético, el Tercer Mundo sigue siendo un término útil para referirse a un conjunto de países difíciles de clasificar de otra forma. También se les ha llamado “Países No Alineados” y en la Asamblea General de Naciones Unidas constituyen un grupo organizado, con una política y un voto determinado por consenso entre sus componentes. México, en especial su presidente Luis Echeverría durante su mandato (1970-1976), trató de constituirse en líder y portavoz de las aspiraciones de ese conjunto de países. En la ciudad de México funciona desde 1975 un Instituto de Estudios del Tercer Mundo, fundado por el propio Echeverría.

Los países del Tercer Mundo están habitados por las dos terceras partes de la población mundial y se encuentran en Latinoamérica, África y Asia. Desde un punto de vista político, son, por lo general, países no alineados. Algunos están saliendo de su situación anterior y podrán unirse pronto a las filas de los países industrializados. Otros, cuyas economías se consideran intrínsecamente incapacitadas para el desarrollo, se denominan a veces ‘cuarto mundo’.

La inestabilidad política provocada por una situación política precaria es muy frecuente en el Tercer Mundo. La democracia en su acepción occidental se puede decir que no existía hasta hace muy poco tiempo, aunque se está registrando un proceso de democratización cada vez mayor. Estos países han preferido crear sus propias instituciones basadas en sus tradiciones indígenas, sus necesidades y sus objetivos. Se discute mucho si China pertenece al Tercer Mundo, con el que en un tiempo se identificaba por razones raciales, culturales y económicas. China defendía que los países explotados debían unirse contra las fuerzas imperialistas occidentales y soviéticas. Sin embargo, tras la muerte de Mao Zedong en 1976 China ha adoptado una actitud más moderada.El Tercer Mundo es poco homogéneo, y se encuentra dividido por motivos de raza, cultura y disensiones territoriales y geopolíticas, así como por intereses opuestos. Suelen ver la política internacional como una lucha entre países ricos y pobres —el Norte industrializado y el Sur atrasado. Algunas naciones, como las que componen la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), han encontrado la forma de defender su importancia económica como fuentes de materias primas necesarias para las sociedades más avanzadas.
Dentro del Tercer Mundo se defiende con fuerza el llamado Nuevo Orden Económico, que mediante una combinación de ayudas y tratados de comercio debería transferir riqueza desde los países desarrollados a los que están en vías de desarrollo. Sin embargo, las modernas economías del desarrollo han demostrado la eficacia con que la inversión privada y las reformas para implantar un mercado libre han ayudado a algunos países del Tercer Mundo, sin embargo, ha empeorado el nivel de vida en otros. Esta disparidad económica y la desaparición de los antiguos bloques está empezando a romper la antigua estructura de alianzas y actitudes en el Tercer Mundo, pero sin mejorar la causa de los países más pobres. El Nuevo Orden Económico ahora parece imposible y sólo las reformas políticas e institucionales aportan esperanza

Antecedentes guerra fría


Estados Unidos y Rusia iniciaron sus enfrentamientos en 1917, cuando los revolucionarios tomaron el poder, creando la Unión Soviética, y declararon la guerra ideológica a las naciones capitalistas de Occidente. Estados Unidos intervino en la Guerra Civil rusa enviando unos 10.000 soldados entre 1918 y 1920 y después se negó a reconocer el nuevo Estado hasta 1933. Los dos países lucharon contra Alemania durante la II Guerra Mundial, pero esta alianza comenzó a disolverse en los años 1944 y 1945, cuando el líder ruso Iósiv Stalin, buscando la seguridad soviética, utilizó al Ejército Rojo para controlar gran parte de la Europa Oriental. El presidente estadounidense Harry S. Truman se opuso a la política de Stalin y trató de unificar Europa Occidental bajo el liderazgo estadounidense. La desconfianza aumentó cuando ambas partes rompieron los acuerdos obtenidos durante la Guerra Mundial. Stalin no respetó el compromiso de realizar elecciones libres en Europa Oriental. Truman se negó a respetar sus promesas de envío de indemnizaciones desde la Alemania derrotada para ayudar a la reconstrucción de la Unión Soviética, devastada por la guerra.

Maniobras y contramaniobras

Los funcionarios estadounidenses, preocupados por la presión soviética en Irán y Turquía, interpretaron un discurso de 1946 realizado por Stalin como la declaración de la guerra ideológica a Occidente. En 1947 el presidente propuso la denominada Doctrina Truman, que tenía dos objetivos: enviar ayuda estadounidense a las fuerzas anticomunistas de Grecia y Turquía, y crear un consenso público por el cual los estadounidenses estarían dispuestos a combatir en un supuesto conflicto. Alcanzó ambos objetivos. Ese mismo año, el periodista Walter Lippmann popularizó el término Guerra fría en un libro así titulado. En el Congreso estadounidense hubo una serie de interrogatorios a los que se dio gran publicidad sobre las actividades procomunistas en Estados Unidos. El investigador más conocido, el senador Joseph Raymond McCarthy, dio nombre a una era de intenso anticomunismo. En 1948 los Estados Unidos lanzaron el Plan Marshall (Programa de Recuperación Europea), dotado de 13.000 millones de dólares para reconstruir Europa Central y Occidental. Cuando Stalin respondió aumentando su control sobre Europa Oriental y amenazando la posición de Occidente en Alemania, Truman ayudó a crear una alianza militar —la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)— y a establecer una Alemania Occidental independiente.
La Guerra fría aumentó en los años 1949 y 1950, cuando los soviéticos llevaron a cabo su primera explosión de una bomba atómica y los comunistas de China conquistaron todo el país. Éstos firmaron una alianza con Stalin, pero Estados Unidos se negó a reconocer al nuevo régimen. En Japón, entonces bajo control estadounidense, se aceleró el desarrollo económico para luchar contra el comunismo asiático. Cuando Corea del Norte, comunista, invadió Corea del Sur en 1950, Truman envió al ejército estadounidense a la acción. El conflicto, conocido como guerra de Corea, concluyó tres años después con una tregua que dejó la frontera anterior a la guerra. En 1953 Stalin murió y Truman abandonó su cargo, pero ambas partes siguieron su lucha por Europa. La URSS intentó proteger a la Alemania Oriental comunista de una importante pérdida de población construyendo el que pasaría a ser denominado Muro de Berlín en 1961. Cada superpotencia también intentó influir en las nacientes naciones de Asia, África, Oriente Próximo y Latinoamérica. En América del Sur, el Caribe y en América Central tanto los movimientos insurgentes como los permanentes golpes de Estado estuvieron, muchas veces, enmarcados en este conflicto. La Doctrina de la Seguridad Nacional surgida en la década de 1960 influyó en toda Sudamérica, produciendo permanentes violaciones de los derechos humanos. En 1962 surgió una grave crisis cuando la URSS instaló misiles en Cuba, por aquellos años su nuevo aliado. El presidente John Fitzgerald Kennedy amenazó con represalias nucleares y los soviéticos retiraron los misiles a cambio de la promesa de aquél de no invadir Cuba. La crisis de los misiles produjo desencuentros en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Calmados por esta crisis, los soviéticos también se debilitaron cuando los dirigentes chinos se separaron de Moscú y los europeos del Este comenzaron a mostrar su descontento. El nacionalismo demostraba ser más fuerte que el comunismo. Mientras tanto, Estados Unidos estaba luchando en la guerra de Vietnam, sangrienta acción militar en un fallido esfuerzo por conservar Vietnam del Sur. Además, la superioridad económica de posguerra de Estados Unidos fue retada por Japón y Alemania Occidental (República Federal de Alemania). Hacia 1973 las dos superpotencias enfrentadas acordaron una política de distensión; fue un intento de detener la costosa carrera armamentista y frenar su competencia política, militar y económica en el Tercer Mundo. Sin embargo, la distensión duró hasta 1980, cuando tropas soviéticas invadieron Afganistán para salvar el régimen marxista gobernante. El recién elegido presidente estadounidense Ronald Reagan inició una gran concentración de armas y nuevos retos para los grupos apoyados por los soviéticos en las naciones emergentes.

Fin de la Guerra fría

En 1985 Mijaíl Gorbachov, representante de una nueva generación de líderes soviéticos, llegó al poder en la URSS. Él y Reagan acordaron reducir la presencia de las superpotencias en Europa y moderar la competencia ideológica en el mundo entero. Las tensiones se redujeron cuando se retiraron las tropas soviéticas de Afganistán. A principios de la década de 1990 Gorbachov cooperó en gran medida con los esfuerzos militares estadounidenses para derrotar la agresión de Irak en Oriente Próximo. La Guerra fría terminó en Europa cuando las recién liberadas naciones de Europa Oriental eligieron gobiernos democráticos y se unificó Alemania, se detuvo la carrera armamentista y la competencia ideológica cesó al ponerse en duda el comunismo. El presidente estadounidense George Bush declaró la necesidad de un ‘nuevo orden mundial’ para sustituir la rivalidad de las superpotencias que había dividido el mundo y alimentado la Guerra fría.En mayo de 1997, tuvo lugar la firma de un acuerdo histórico entre Rusia, presidida por Borís Yeltsin, y la OTAN, cuyo secretario general era el español Javier Solana, que permitía la ampliación de este organismo a los países del antiguo bloque soviético sin que aquel Estado lo considerase un acto hostil. Dicho acuerdo, recogido en el Acta fundacional sobre las relaciones mutuas de cooperación y seguridad entre la OTAN y la Federación Rusa (ratificado el 28 de mayo en París), suponía que dicho organismo y dicho Estado dejaban de considerarse adversarios, razón por la cual numerosos analistas lo consideraron el fin definitivo de la Guerra fría

Guerra fría



Disputa que enfrentó después de 1945 a Estados Unidos y sus aliados, de un lado, y al grupo de naciones lideradas por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), del otro. No se produjo un conflicto militar directo entre ambas superpotencias, pero surgieron intensas luchas económicas y diplomáticas. Los distintos intereses condujeron a una sospecha y hostilidad mutuas enmarcadas en una rivalidad ideológica en aumento.

Antecedentes
Estados Unidos y Rusia iniciaron sus enfrentamientos en 1917, cuando los revolucionarios tomaron el poder, creando la Unión Soviética, y declararon la guerra ideológica a las naciones capitalistas de Occidente. Estados Unidos intervino en la Guerra Civil rusa enviando unos 10.000 soldados entre 1918 y 1920 y después se negó a reconocer el nuevo Estado hasta 1933. Los dos países lucharon contra Alemania durante la II Guerra Mundial, pero esta alianza comenzó a disolverse en los años 1944 y 1945, cuando el líder ruso Iósiv Stalin, buscando la seguridad soviética, utilizó al Ejército Rojo para controlar gran parte de la Europa Oriental. El presidente estadounidense Harry S. Truman se opuso a la política de Stalin y trató de unificar Europa Occidental bajo el liderazgo estadounidense. La desconfianza aumentó cuando ambas partes rompieron los acuerdos obtenidos durante la Guerra Mundial. Stalin no respetó el compromiso de realizar elecciones libres en Europa Oriental. Truman se negó a respetar sus promesas de envío de indemnizaciones desde la Alemania derrotada para ayudar a la reconstrucción de la Unión Soviética, devastada por la guerra

Pacto de Varsovia



Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua, alianza militar compuesta por ocho países comunistas europeos, creada para contrarrestar el rearme de la República Federal de Alemania, popularmente llamada Alemania Occidental, y su ingreso en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El tratado fue firmado en Varsovia (Polonia) el 14 de mayo de 1955 por Albania, Bulgaria, Checoslovaquia (hoy República Checa y Eslovaquia), República Democrática de Alemania (en la actualidad parte de la reunificada República Federal de Alemania), Hungría, Polonia, Rumania y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). La alianza estaba dominada por la URSS, que mantenía un estricto control sobre los otros estados firmantes del pacto. En 1961 Albania rompió relaciones diplomáticas con la URSS a causa de diferencias ideológicas y en 1968 abandonó el Pacto de Varsovia.
Desde mediados de la década de 1950 hasta la de 1980, dos fueron los órganos que ejecutaron las funciones del Pacto de Varsovia: el Comité Político Consultivo y el Mando Unificado de las Fuerzas Armadas, ambos con sede en Moscú. Según los términos del tratado, el Comité Político Consultivo coordinaba todas las actividades, excepto las puramente militares, y el Mando Unificado de las Fuerzas Armadas ejercía la dirección sobre las tropas asignadas a éste por los estados miembros. Se acordó que el Mando Unificado quedara bajo dirección soviética. La única acción militar del Pacto de Varsovia fue dirigida contra un Estado miembro: Checoslovaquia. (En el otoño de 1956, la URSS llevó a cabo de forma unilateral la invasión de Hungría, otro Estado miembro del Pacto de Varsovia). En agosto de 1968, como respuesta a una serie de reformas liberalizadoras promulgadas por el gobierno checoslovaco, conocidas como la primavera de Praga, tropas de la URSS, Polonia, Hungría, Bulgaria y Alemania Oriental (República Democrática de Alemania) invadieron Checoslovaquia y forzaron el retorno a un régimen afín a la ortodoxia soviética. Rumania se opuso a la invasión, por lo que no participó en ella, pero continuó siendo miembro del Pacto.A pesar de que el Pacto de Varsovia fue oficialmente renovado en 1985 para otros veinte años, la transformación política de la Europa oriental, a fines de la década de 1980, debilitó profundamente a la organización. La URSS inició la evacuación de sus tropas de otros países del Pacto de Varsovia y la República Democrática de Alemania abandonó la alianza para unirse a la República Federal de Alemania, logrando la reunificación de Alemania, en octubre de 1990. Todas las funciones militares conjuntas cesaron a finales de marzo de 1991, y en julio los dirigentes de los seis países miembros restantes acordaron la disolución de la alianza

Historia OTAN



Hasta 1950, la OTAN consistió ante todo en un compromiso de los Estados Unidos para con sus miembros bajo los términos del artículo 5 del Tratado. No existía, sin embargo, mecanismo alguno con el que articular ese compromiso. El comienzo de la guerra de Corea, en junio de 1950, convenció a los aliados de que los soviéticos podían actuar contra una Alemania dividida. El resultado fue no sólo la creación de un sistema de comando militar, sino también la expansión de la organización. En 1952, Grecia y Turquía se adhirieron a la alianza, y en 1955, Alemania Occidental, mediante un complicado acuerdo, según el cual Alemania no quedaba autorizada a producir armas químicas, biológicas o nucleares. En su primera década, la OTAN fue más que nada una organización militar dominada por el poder bélico estadounidense, que proporcionaba una cobertura de seguridad para la recuperación de la política y de la economía europeas.

El alcance soviético de la paridad en armamento nuclear con Occidente difundió entre los europeos el temor de que Estados Unidos no cumpliera con su compromiso. La década de 1960 se caracterizó en la OTAN por dos procesos consecuentes: la retirada de Francia, bajo la presidencia de Charles de Gaulle, de la organización, aunque no de la alianza, en 1966; y la creciente influencia de las naciones más pequeñas, que buscaban en la OTAN tanto un instrumento de disuasión como de defensa. La intervención estadounidense en la guerra de Vietnam disminuyó aún más la autoridad de Estados Unidos y contribuyó al malestar en la OTAN. Aunque la década siguiente comenzó con algunos acuerdos como resultado de las Conversaciones para la Limitación de Armas Estratégicas (en inglés, Strategic Arms Limitation Talks, SALT I), este periodo terminó con la frustración derivada de la rapidez con que los soviéticos desarrollaron su arsenal militar. La OTAN resolvió este problema con el programa de doble vía de 1979, en el que los nuevos esfuerzos en la defensa estuvieron acompañados por nuevos esfuerzos disuasorios. La década de 1980 comenzó con una crisis cada vez más profunda entre Oriente y Occidente. En 1983, la URSS fracasó en la prevención del despliegue de misiles balísticos de alcance intermedio, designados para competir con las armas soviéticas que apuntaban a las ciudades europeas. Este logro se convirtió, sin embargo, en irrelevante tras la firma del Tratado sobre Fuerza Nuclear de Alcance Intermedio (INF) en 1987 (véase Control internacional de armas). El Tratado INF fue un presagio de la crisis del Pacto de Varsovia. La década concluyó con el éxito aparente de la OTAN al resolverse favorablemente el desafío planteado por el bloque comunista.

Realizaciones


A lo largo de los años, la existencia de la OTAN ha permitido estrechar los vínculos entre sus miembros y ha dado lugar a una creciente comunidad de intereses. El Tratado ha proporcionado en sí mismo un modelo para otros acuerdos de seguridad colectiva. Es posible que la OTAN disuadiera a la URSS del intento de un ataque directo sobre Europa Occidental. Por otro lado, el rearme de Alemania Occidental y su admisión en la alianza constituyeron las causas aparentes para el establecimiento en 1955 del Pacto de Varsovia.

En los primeros años de la década de 1990, la transformación de la URSS y de la Europa Oriental, incluyendo la reunificación de Alemania y la disolución del Pacto de Varsovia, redujeron de forma drástica la amenaza militar soviética. Aún así, muchos observadores occidentales ven la OTAN de la posguerra fría, como un ‘paraguas de seguridad’ en una Europa asediada por las pasiones nacionalistas desatadas en Europa Oriental y en los países surgidos tras la desintegración de la URSS. El Consejo de Cooperación del Atlántico Norte, creado en noviembre de 1991, proporciona un foro de consultas entre miembros de la OTAN, naciones de Europa Oriental y antiguas repúblicas soviéticas. En 1993, los miembros de la OTAN apoyaron proponer a los antiguos miembros del Pacto de Varsovia una asociación limitada con la OTAN.
Bajo ese plan, conocido como Asociación por la Paz, los países no miembros de la OTAN podrían ser invitados a participar en la información compartida y a intervenir en maniobras y operaciones en defensa de la paz.El 27 de mayo de 1997, en París, se produjo un hecho de vital importancia para el futuro de la Organización y que, prácticamente, otorgaba un carácter oficial a la finalización de la Guerra fría. Tras intensas negociaciones previas, en las que jugó un papel fundamental Javier Solana, secretario general de la Organización desde 1995, fue ratificado el Acta fundacional sobre las relaciones mutuas de cooperación y seguridad entre la OTAN y la Federación Rusa. Este documento, que sancionaba el derecho de todo Estado a elegir sus socios en materia defensiva, y que vino acompañado por una declaración del presidente ruso, Borís Yeltsin, anunciando el desmantelamiento de los misiles rusos dirigidos a Europa, significó el comienzo de una nueva era para la OTAN, que habría de dotarse de una nueva esencia, estructura y organización. Surgida como elemento coordinador de la defensa occidental frente a la ‘amenaza’ que suponía el bloque comunista aglutinado en el Pacto de Varsovia, la desaparición real de la dialéctica de bloques exigía su necesaria conversión en un organismo cuyo principio básico fuera la ‘seguridad común’. Este Acta, si bien no puso fin a la oposición de Rusia frente a cualquier tentativa de ingreso de países de la Europa Oriental en la Alianza Atlántica, si supuso cierta resignación ante tal hecho.
Las primeras consecuencias llegaron en la cumbre que la OTAN celebró en Madrid en julio de 1997. En esta reunión, se llegó a cuatro grandes decisiones: Polonia, Hungría y la República Checa recibieron la invitación oficial para establecer las negociaciones formales que culminarían con su adhesión a la Alianza en 1999; Eslovenia y Rumania fueron mencionados para indicar que seguirían esos mismos pasos a partir de tal año; la OTAN y Ucrania firmaron una Carta de Relación Especial que estrechaba lazos de cooperación entre ambas partes; el Consejo de Asociación Euroatlántica (integrado por los 16 países miembros de la OTAN, los antiguos países de la órbita soviética, estados neutrales, los pertenecientes a la Unión Europea y a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) sucedió a la Asociación por la Paz como foro de consultas entre sus miembros

Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)



Organización supranacional fundada para establecer una alianza defensiva regional, cuya constitución quedaba sancionada en el artículo 9 del Tratado del Atlántico norte firmado el 4 de abril de 1949. Los primeros signatarios fueron Bélgica, Reino Unido, Canadá, Dinamarca, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Portugal y Estados Unidos. Grecia y Turquía fueron admitidas en la alianza en 1952, la República Federal de Alemania (Alemania Occidental) en 1955 y España en 1982. El propósito de la OTAN es preservar la estabilidad, el bienestar y la libertad de sus miembros mediante un sistema de seguridad colectiva. En 1990, la recién unificada Alemania reemplazó a Alemania Occidental como miembro de esta alianza.

Antecedentes

En los años posteriores a la II Guerra Mundial (1939-1945), momento de inicio de la Guerra fría, muchos líderes occidentales vieron la política de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) como una amenaza a la estabilidad y la paz en Europa. El establecimiento por la fuerza de gobiernos comunistas en Europa Oriental, las demandas territoriales de la URSS y su apoyo a la guerra de guerrillas en Grecia y al separatismo regional en Irán se interpretaron por muchos como los primeros pasos hacia una nueva guerra mundial. Tales acontecimientos dieron lugar a la firma del Tratado de Dunkerque en 1947 entre el Reino Unido y Francia, con el compromiso de establecer una defensa común frente a una posible agresión. Acontecimientos posteriores, entre los que se cuentan el rechazo por parte de las naciones de Europa Oriental al Programa de Reconstrucción Europea (Plan Marshall) y la creación en 1947 de la Kominform, una organización comunista europea, condujeron al Tratado de Bruselas, firmado por la mayoría de los países de Europa Occidental en 1948. Entre los objetivos de ese pacto figuraba la defensa colectiva de sus miembros. El bloqueo de Berlín, iniciado en marzo de 1948, llevó a unas negociaciones entre Europa Occidental, Canadá y Estados Unidos, cuyo resultado fue el Tratado del Atlántico Norte.
Disposiciones del Tratado

El Tratado está compuesto por un preámbulo y 14 artículos. El preámbulo plantea su propósito: promover los valores comunes de sus miembros y “unir sus esfuerzos para la defensa colectiva”. El artículo 1 es un llamamiento a la resolución pacífica de las disputas. El artículo 2 compromete a las partes en la cooperación política y económica. El artículo 3 solicita el desarrollo de la capacidad defensiva. El artículo 4 provee reuniones consultivas cuando un miembro se vea amenazado. El artículo 5 establece el compromiso de las fuerzas armadas de los miembros en la “autodefensa colectiva”. El artículo 6 define las áreas cubiertas por el Tratado. El artículo 7 establece la precedencia de las obligaciones de los miembros contenidas en la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El artículo 8 previene los conflictos derivados de cualesquiera otros tratados firmados por los signatarios. El artículo 9 crea un consejo para controlar el desarrollo del Tratado. El artículo 10 describe los procedimientos para la admisión de otras naciones. El artículo 11 define el procedimiento de ratificación. El artículo 12 permite la reconsideración del Tratado. El artículo 13 plantea los procedimientos para el abandono de la pertenencia al Tratado. El artículo 14 se refiere al depósito de las copias oficiales del Tratado en archivos estadounidenses.

Estructura

La más alta autoridad de la OTAN es el Consejo del Atlántico Norte, compuesto por delegados permanentes de todos los miembros, encabezados por un secretario general; es responsable de la política general, los planes presupuestarios y las acciones administrativas. Por debajo del Consejo se encuentran el Secretariado, varios comités temporales y el Comité Militar. El secretario general dirige el Secretariado, que desarrolla todas las funciones no militares de la alianza. Los comités temporales se encargan de las cuestiones que le son asignadas por el Consejo. El Comité Militar está integrado por los jefe de Estado Mayor de las diversas Fuerzas Armadas, y se reúne dos veces al año. Entre tales reuniones el Comité Militar se mantiene en sesión permanente con representantes de los países miembros, para definir las políticas militares. Por debajo del Comité Militar están los diversos mandos geográficos. El 2 de diciembre de 1997, el Comité Militar aprobó una nueva estructura militar integrada, en el denominado Plan de Implementación, que debería ser aprobado en diciembre de 1998 por los ministros de Defensa de la OTAN para entrar en vigor en 1999. Tras salvar dos importantes escollos (los contenciosos greco-turco —por el control del espacio aéreo del mar Egeo— e hispano-británico —Reino Unido aceptó finalmente la desaparición del mando aliado de Gibraltar y la creación de un mando subregional en Madrid), la estructura militar de la OTAN quedó definida por la existencia de dos grandes mandos estratégicos: Atlántico (radicado en Norfolk, Estados Unidos) y Europa (con sede en Mons, Bélgica). El mando estratégico del Atlántico englobaría los mandos regionales Oeste (en Norfolk), Este (en Northwood, Reino Unido) y Sureste (en Lisboa, Portugal), y los mandos componentes Naval (Strikfltlant, Norfolk) y de Submarinos (Subaclant, Norfolk). El mando estratégico de Europa integraría los mandos regionales Norte (Brunssun, Países Bajos) y Sur (Nápoles, Italia); los mandos subregionales Norte (Stavanger, Noruega), Sur (Verona, Italia), Suroeste (Madrid, España) y Centro (Heidelberg, Alemania), Noreste (Karup, Dinamarca), Surcentro (Larisa, Grecia) y Sureste (Izmir, Turquía); y los mandos componentes Naval de Northwood, Naval de Nápoles, Aéreo de Ramstein (Alemania) y Aéreo de Nápoles.

El papel de las Naciones Unidas


En la actualidad, las Naciones Unidas son a la vez más y menos de lo que los fundadores habían anticipado. Son menos, porque, desde el fin de la II Guerra Mundial hasta el final de la década de 1980, la rivalidad existente entre Estados Unidos y la URSS dejó al descubierto la débil unanimidad de las grandes potencias en temas de paz y seguridad. Son más, porque la rápida desintegración de los imperios coloniales, producida desde la década de 1940 hasta la de 1970, creó un vacío en la estructura de las relaciones internacionales que la ONU, en muchas áreas, pudo y supo ocupar.

Incluso durante el periodo de rivalidad entre las superpotencias, la ONU ayudó a mitigar las tensiones entre el Este y el Oeste. Gracias a sus misiones de paz, por ejemplo, fue capaz de mantener ciertas áreas de tensión fuera del dominio de las grandes potencias. La ONU estableció también varios comités sobre desarme y participó en la negociación de tratados con el fin de prohibir las armas nucleares en el espacio exterior y el desarrollo de las armas químicas. La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) ha contribuido a controlar la proliferación de armas nucleares inspeccionando instalaciones nucleares para comprobar su uso. No obstante, se han alcanzado medidas importantes en el tema del control de armas gracias a las negociaciones directas desarrolladas entre las superpotencias. Entre estas medidas se incluyen el Tratado de Prohibición Parcial de Pruebas (1963), el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (1968), las negociaciones sobre Limitación de Armas Estratégicas (SALT) de 1972 y 1979, y los tratados de Reducción de Armas Estratégicas (START) de 1991 y 1993.
Además del envío de fuerzas de paz, la ONU ha tenido un papel más relevante en el tránsito de numerosos países hacia la autodeterminación en algunas áreas conflictivas. Ha sido una tribuna importante en la que estados de independencia tardía han comenzado a tomar parte en las relaciones internacionales, proporcionándoles así la oportunidad de representar sus intereses fuera de su propio entorno, de adherirse a grupos de naciones con intereses parecidos y de escapar de los forzados compromisos de sus antiguos vínculos coloniales. Un problema con el que se enfrenta la ONU en la década de 1990 es la impresión que existe en algunos países occidentales de que se ha convertido en un instrumento de los países subdesarrollados y que, por lo tanto, ya no constituye un foro viable para llevar a cabo negociaciones satisfactorias para naciones más avanzadas en el plano económico.

Muchos problemas globales han sido considerados en una serie de conferencias especiales, celebradas con el patrocinio de las Naciones Unidas, entre las que se encuentran la Conferencia sobre el Entorno Humano (1972), la Conferencia sobre Población Mundial (1974), la Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer (1975), la Conferencia sobre Asentamientos Humanos, o sobre el Hábitat (1976), la Conferencia sobre la Desertización (1977), la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento (1982) y la Cumbre Mundial para los Niños (1990). En 1992, más de 100 jefes de Estado y de gobierno, la mayor reunión de dirigentes nacionales de la historia, se reunieron en Río de Janeiro (Brasil) para celebrar la Conferencia sobre Medioambiente y Desarrollo, llamada también Cumbre de la Tierra.
La caída del comunismo, que tuvo lugar en Europa del Este y la URSS entre 1989 y 1991, planteó nuevos desafíos y oportunidades para la acción de la ONU. Por una parte, el fin de la rivalidad entre Estados Unidos y la URSS permitía a la ONU asumir un papel más intenso en la búsqueda de soluciones a los conflictos de Camboya, la antigua Yugoslavia, el Sahara Occidental y el golfo Pérsico. Por otra parte, la guerra civil yugoslava y los conflictos étnicos existentes dentro y entre las antiguas repúblicas soviéticas eran sólo ejemplos de la amenaza que la desintegración del que fuera bloque soviético podía representar para la paz y la estabilidad. Cómo afrontar un papel mayor en el mantenimiento de la paz y cómo acomodar la mayor influencia política y económica que habían adquirido Alemania y Japón fueron asimismo desafíos a los que la ONU hubo de enfrentarse en la década de 1990. Después de más de 40 años de debates internacionales, en 1993 se aprobó la creación de un nuevo puesto: el alto comisario para los Derechos Humanos. Nombrado por el secretario general, el comisario es responsable de velar por el respeto mundial a los derechos humanos fundamentales.El futuro de la Organización pasa por convertirse en el único y auténtico garante de la estabilidad mundial. En este sentido, el Tratado Global de Prohibición de Pruebas Nucleares (aprobado por la Asamblea General el 10 de septiembre de 1996), la II Cumbre de la Tierra (celebrada en junio de 1997 en Nueva York, que acordó la futura creación de una Organización Mundial del Medio Ambiente) y la Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (celebrada en la ciudad japonesa de Kioto en diciembre de 1997, en la que se delimitó un programa mínimo para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de los países desarrollados) pueden citarse como sus más recientes actuaciones para fomentar la concordia internacional. Su papel como mediadora en conflictos regionales alterna resultados notables (vigilancia del proceso de paz en Bosnia-Herzegovina) con muestras de determinada incapacidad. En este último aspecto, habría que señalar el relativo fracaso de la Organización en la región africana de los Grandes Lagos, donde no se pudo salvaguardar la seguridad de los refugiados en las sucesivas crisis de Ruanda (1994) y Zaire (actual República Democrática del Congo, 1996-1997).Las Naciones Unidas no son un gobierno mundial, sino más bien un instrumento muy flexible mediante el cual las naciones pueden cooperar para solucionar sus mutuos problemas. Que cooperen y utilicen la ONU de forma creativa depende de cómo sus gobiernos y sus pueblos entiendan las relaciones con los demás y de cómo imaginen su lugar en el futuro de la humanidad

El conflicto del Golfo

La invasión de Kuwait por parte de Irak el 2 de agosto de 1990, que originó la guerra del Golfo Pérsico, obtuvo una respuesta inmediata del Consejo de Seguridad. Entre los meses de agosto y noviembre se aprobaron una serie de resoluciones que condenaban la ocupación y anexión de Kuwait, imponían un importante embargo sobre las transacciones comerciales y financieras con Irak y con el Kuwait ocupado por los iraquíes, autorizaban el uso de la fuerza militar para garantizar el cumplimiento de esta medida y, por último, permitía a los estados miembros el uso de “todos los medios necesarios” para expulsar a Irak de Kuwait si no se retiraba antes del 16 de enero de 1991. En respuesta, Irak pidió la celebración de una conferencia internacional de paz que tratase una amplia gama de conflictos regionales, incluido el conflicto palestino-israelí. Estados Unidos y sus aliados se opusieron de forma rotunda a esta vinculación. Después de que la coalición liderada por Estados Unidos en la guerra del Golfo derrotara de modo fulminante a Irak y restaurase la independencia de Kuwait, se envió una fuerza de paz de la ONU para que controlara una zona desmilitarizada a lo largo de la frontera que separaba a ambos países. La presencia de la ONU se hizo necesaria asimismo en el norte de Irak para proteger a los kurdos, que se habían rebelado contra el régimen de Saddam Husayn. La situación estuvo a punto de degenerar en un nuevo conflicto bélico en los primeros meses de 1998, cuando el líder iraquí impidió que los expertos de la Comisión Especial de Naciones Unidas (en inglés, United Nations Special Commission, UNSCOM) verificaran el cumplimiento por parte de Irak de las resoluciones dictadas por la ONU acerca de la eliminación de armas de destrucción masiva. En febrero, tras trasladarse a Bagdad y entrevistarse con Husayn, el secretario general de la Organización, Kofi Annan, logró un acuerdo que evitó el inminente ataque estadounidense (dispuesto bajo el nombre de Operación Trueno del Desierto).
Con la adhesión a la ONU, en 1960, de estados recientemente independientes, una extensa mayoría de la Asamblea votó a favor de ampliar los objetivos del artículo 73 mediante una nueva declaración sobre la concesión de independencia a los países y pueblos coloniales. La declaración de 1960 sostiene que el colonialismo “constituye una negación de los derechos humanos fundamentales” y que la “falta de preparación política, económica, social o educativa no debería nunca servir de pretexto para retrasar la independencia”.
Con o sin la ONU, los antiguos imperios coloniales estaban abocados a su desintegración (el proceso ya había comenzado a finales de la II Guerra Mundial). La ONU, sin embargo, proporcionaba una estructura organizada en la que se podía activar la oposición al colonialismo y en la que las nuevas naciones surgidas de éste podían movilizarse en pos de una causa común. La ONU proporcionaba también un foro donde tratar cuestiones coloniales. El sistema de fideicomiso, e incluso el artículo 73 original, se basaba en la idea de que la autonomía era un objetivo limitado y de largo alcance. Gracias a la Asamblea General, dominada ahora por una mayoría de estados colonizados con antelación, se ha identificado la independencia con un deseo inmediato de todos los pueblos y se ha organizado el apoyo internacional a la lucha por la autodeterminación.

Oriente Próximo


La primera fuerza de paz de la ONU fue organizada en Oriente Próximo en respuesta a la crisis de Suez de 1956. El Oriente Próximo había sido una zona de duros antagonismos desde 1948, cuando se iniciaron las hostilidades entre los países árabes de la región y el Estado de Israel, creado de acuerdo con un plan de la ONU que dividía a Palestina en dos estados separados, uno judío y otro árabe. En 1949, un mediador de la ONU, que actuaba bajo la autoridad del Consejo de Seguridad, negoció una serie de acuerdos de armisticio entre Israel, por un lado, y Egipto, Jordania, Líbano y Siria, por otro. Se constituyó así el Organismo de Naciones Unidas para la Vigilancia de la Tregua (en inglés, United Nations Truce Supervision Organization, UNTSO) en Palestina, para ayudar a las partes involucradas a supervisar los términos de los acuerdos, aunque durante un tiempo la zona permaneció en una situación de calma inestable.

La década de 1980
Los observadores de la UNTSO prosiguieron su labor entre Egipto e Israel bajo los términos del acuerdo de 1949, y tanto UNDOF como UNIFIL continuaron operando durante la década de 1980. El sur del Líbano seguía siendo una zona inestable. La región había sido una plaza fuerte para las bases de los comandos palestinos hasta la invasión israelí de junio de 1982. A raíz de esta operación, y al mismo tiempo que las guerrillas palestinas, se establecieron en el Líbano tropas israelíes y sirias.La ocupación israelí de Gaza y Cisjordania se convirtió en objeto de ataques cada vez más serios por parte no sólo del Consejo de Seguridad, sino también de la Asamblea General. Las resoluciones reconocieron los derechos de los palestinos y se permitió a sus representantes que presentaran su caso ante el foro mundial. La expansión de los asentamientos israelíes en los territorios ocupados no hizo sino complicar más el problema. En 1993, los líderes de Israel y de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) firmaron un acuerdo de paz que pedía a los palestinos que asumieran de forma gradual la responsabilidad de la administración civil de los territorios ocupados, empezando por la franja de Gaza y la zona de Jericó. En 1994, se aplicaron las primeras etapas del acuerdo

Las fuerzas de paz de la ONU



Desde principios de la década de 1950, el papel de la ONU en el mantenimiento de la paz y la seguridad en el mundo se ha incrementado. Fuerzas auspiciadas por la ONU han actuado de forma muy activa en zonas donde la descolonización ha provocado inestabilidades políticas. En muchos casos, la retirada de una antigua potencia colonial generaba un vacío político al que seguía un proceso de lucha por el poder. En respuesta a esto, la ONU desarrolló una estrategia, que el secretario general Hammarskjöld llamó ‘diplomacia preventiva’, que consistía en el despliegue de fuerzas de paz con dos fines principales: separar a los antagonistas, dando tiempo y oportunidades para la negociación, e impedir la extensión geográfica de los conflictos locales. En 1988, las fuerzas de paz de la ONU recibieron el Premio Nobel de la Paz.
Se han realizado operaciones de paz en el Oriente Próximo desde 1956 y en Chipre desde 1964. En África se mantuvieron algunas tropas en el Congo (llamado Zaire entre 1971 y 1997) desde 1960 hasta 1964. Desde entonces, se han enviado misiones de paz a Angola, Sahara Occidental, República de Suráfrica y Mozambique. En 1992, la ONU decidió una importante operación en Somalia, en la que intervinieron unos 30.000 soldados a principios de 1993 para dar protección a las operaciones humanitarias, en especial el reparto de víveres en zonas de hambruna. Otras dos zonas donde la ONU ha participado de un modo muy activo fueron, a principios de la década de 1990, Camboya, en la que la ONU estuvo controlando las elecciones, y Bosnia-Herzegovina durante la guerra de la antigua Yugoslavia, que finalizó con decenas de miles de muertos y millones de personas sin hogar. Según las reglas formuladas en principio por Hammarskjöld, se excluía a las grandes potencias de las fuerzas de paz para impedirles que encubrieran sus propios intereses bajo la bandera de la ONU. Con el fin de la Guerra fría, tropas británicas y francesas jugaron un papel importante en el conflicto de la antigua Yugoslavia, mientras que un gran número de soldados estadounidenses fue enviado en un principio a apaciguar Somalia. En 1992, un contingente de tropas japonesas se unió a la operación camboyana.

Impacto de la Guerra fría



Poco después de la II Guerra Mundial y de la fundación de la ONU, la cooperación política entre las principales potencias —en especial entre Estados Unidos y la URSS— se rompió, y se inició el periodo de la Guerra fría. Como los intereses estadounidenses y soviéticos chocaban, la capacidad de la ONU para mantener la paz se vio seriamente limitada.
Según el artículo 43 de la Carta, el Consejo de Seguridad debía negociar acuerdos con los estados miembros para conseguir unidades militares que pudieran permitir la aplicación de sus decisiones. Las negociaciones, iniciadas en 1946, pronto alcanzaron un punto muerto en lo relativo a las cuestiones del tamaño, composición y establecimiento de las fuerzas militares. Los Estados Unidos propusieron que cada miembro permanente del Consejo proporcionase tropas especializadas. Los estadounidenses aportarían, por ejemplo, unidades de aviación, los británicos unidades navales y los soviéticos tropas de tierra. Sin embargo, la URSS abogó por la igualdad, con lo que cada país enviaría igual número de tropas. Estas diferencias nunca se solucionaron.
Un estancamiento similar se produjo en la Comisión de la Organización de las Naciones Unidas para la Energía Atómica, creada por una resolución aprobada en la Asamblea General el 24 de enero de 1946. El mandato de la comisión era desarrollar un sistema que controlara la energía atómica y la limitara a su utilización con fines pacíficos. Los Estados Unidos presentaron un plan global para el control internacional de la energía atómica, en el que se incluía un acuerdo para eliminar las propias armas nucleares, así como las instalaciones, una vez que se hiciera operativo un sistema internacional de inspección. La URSS insistió en que Estados Unidos destruyera al punto todas las armas nucleares existentes y se negó a cualquier inspección internacional, aduciendo que esto supondría una violación de la soberanía nacional. Una vez más, las diferencias existentes entre las dos naciones resultaron irreconciliables.
En realidad, las intenciones originales de la Carta nunca han sido llevadas a la práctica. No obstante, el Consejo de Seguridad no se paralizó por completo: fue capaz de resolver disputas, sobre todo gracias a la mediación y a los buenos oficios, en situaciones en las que los intereses de los miembros permanentes, en especial los Estados Unidos y la URSS, convergían. Uno de estos casos fue la retirada neerlandesa de Indonesia en 1949; otro, el fin de la guerra de los Seis Días en 1967. En 1950, sin embargo, surgieron graves diferencias entre las grandes potencias cuando fuerzas de Corea del Norte atacaron Corea del Sur, precipitando así la guerra de Corea.

La paz y la seguridad


Según queda recogido en la Carta de Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad es ante todo responsable de los asuntos relativos al mantenimiento de la paz y la seguridad; la Asamblea General tiene sólo una autoridad residual. Los artículos 33 a 38 de la Carta autorizan al Consejo para instar a naciones en conflicto a que resuelvan sus diferencias por medios pacíficos, como, por ejemplo, las negociaciones, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje y la vía legal. Al desempeñar esta responsabilidad, el Consejo puede nombrar representantes o crear comités especiales que investiguen las disputas y recomienden alternativas de solución.
Cuando el Consejo determina que una disputa representa una amenaza para la paz, puede, cumpliendo los artículos 39 a 51, aplicar sus recomendaciones, ya sea por medios no militares, como las sanciones económicas y diplomáticas, o por la utilización de fuerzas militares. Ésta es la única ocasión en la que la Carta autoriza una acción coercitiva. Esta acción está sujeta al voto unánime de los cinco miembros permanentes del Consejo, con lo que pone de relieve la importancia del derecho de veto de las grandes potencias en temas fundamentales. La acción militar también se ve sujeta a la disponibilidad de fuerzas armadas, condición que ha resultado difícil de cumplir.
Por último, según el artículo 26, el Consejo de Seguridad asume la responsabilidad de formular planes “para el establecimiento de un sistema de regulación de armamentos”. La Carta de la ONU concede menos importancia al control internacional de armas y al desarme como instrumentos para alcanzar la paz de lo que lo hizo el pacto de la Sociedad de Naciones. Debido a algunos sucesos ocurridos entre ambas guerras mundiales, muchos líderes llegaron a la conclusión de que la paz sólo podía lograrse a través de la cooperación de las principales potencias, que habrían de actuar, en palabras de Roosevelt, como “policías del mundo”. Esta idea está incorporada en el requisito de unanimidad de las grandes potencias, a la vez que explica por qué se ha llamado a la Carta sistema de seguridad colectiva ‘limitada’, ya que no se puede emprender una acción coercitiva en contra de la voluntad de un país que tiene un puesto permanente en el Consejo.

El Consejo de Seguridad


Reunido en sesión permanente, es el órgano central para el mantenimiento de la paz. El Consejo cuenta con 15 miembros, 5 de ellos permanentes: China, Francia, Reino Unido, Rusia y Estados Unidos. Con carácter periódico se han elaborado propuestas para integrar nuevos miembros permanentes (como, por ejemplo, Alemania o Japón) para reflejar de este modo el cambiante equilibrio del poder mundial, pero hasta la fecha no se ha llevado a cabo ninguna revisión importante. Los miembros no permanentes son elegidos para un bienio, y la Asamblea General elige cinco nuevos miembros cada año. Las decisiones del Consejo necesitan nueve votos, incluidos los votos por unanimidad de los miembros permanentes cuando se trate de temas de vital importancia. Esta regla de la “unanimidad de las grandes potencias” no es válida cuando se trata de cuestiones de procedimiento.
El Consejo Económico y Social (ECOSOC), que se reúne una vez al año, cuenta con 54 miembros, de los cuales 18 son elegidos anualmente por la Asamblea General para ejercer un mandato de tres años. El ECOSOC coordina las actividades económicas y sociales de la ONU y de sus agencias especializadas, entre las que se hallan la Organización Mundial de la Salud (OMS), la UNESCO, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En la práctica, las funciones del ECOSOC se ven limitadas porque cada agencia especializada se organiza de un modo autónomo y se gobierna por sus propios estatutos y órganos elegidos. Estas agencias entregan informes anuales al ECOSOC. El conjunto de la ONU y de sus agencias especializadas recibe el nombre de Sistema de las Naciones Unidas.
En un principio, el Consejo de Tutela o de Administración Fiduciaria tenía la responsabilidad de supervisar 11 territorios que se encontraban bajo el régimen de fideicomiso al final de la II Guerra Mundial. A principios de la década de 1990, todos los territorios bajo fideicomiso que en su origen habían sido puestos bajo tutela internacional se habían disuelto y todas las dependencias habían alcanzado la soberanía completa o bien la autonomía en el seno de otro Estado. El único fideicomiso que quedaba, el archipiélago de las Palau, se convirtió en la independiente República de Palau en 1994, con lo que el Consejo de Tutela quedó en trance de desaparición. Otras cuestiones vinculadas al tema colonial han sido transferidas a la Asamblea General y a órganos subsidiarios especiales.
El Tribunal Internacional de Justicia, con sede en La Haya (Países Bajos), es el organismo judicial de la ONU. El Tribunal trata casos que le son sometidos por miembros de la ONU, que conserva el derecho de decidir si acepta o no el cumplimiento de sus resoluciones. A petición de la ONU, de sus órganos principales o de las agencias especializadas, el Tribunal Internacional de Justicia puede tener del mismo modo competencia consultiva. El Tribunal está compuesto por quince jueces elegidos, para un ejercicio de nueve años, por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad.
La Secretaría General está al servicio de los otros órganos de la ONU y ejecuta los programas y políticas de la Organización. Al frente del mismo se halla el secretario general, nombrado por la Asamblea General por recomendación del Consejo de Seguridad. Desde su fundación la ONU ha tenido siete secretarios generales: Trygve Halvdan Lie (1946-1953); Dag Hjalmar Hammarskjöld (1953-1961); Sithu U Thant (1961-1971); Kurt Waldheim (1972-1981); Javier Pérez de Cuéllar (1982-1991); Butros Butros-Gali (1992-1996); y Kofi Annan (1997- ).
Financiación
Los costes operativos de la ONU se cubren con aportaciones efectuadas por los estados miembros de acuerdo con un programa de contribuciones aprobado por la Asamblea General. Sólo el presupuesto regular, destinado a actividades en curso recogidas en la Carta, se cubre con aportaciones fijas. Programas especiales como los de la UNICEF y el PNUD suelen financiarse gracias a las aportaciones voluntarias. Durante el periodo correspondiente a 1990 y 1991, las asignaciones del presupuesto regular ascendieron a más de 2.100 millones de dólares. Según el programa para 1990 y 1991, la mayoría de los miembros pagaron menos del 1% del presupuesto. Sólo 15 países aportaron más del 1%. Los principales contribuyentes fueron Estados Unidos (25%) y la URSS (10%). De los miembros restantes, sólo Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Canadá contribuyeron en más de un 2%. A mediados de la década de 1980, la ONU sufrió una grave crisis financiera. Muchos estados miembros, incluidos Estados Unidos y la URSS, se negaron a pagar parte de sus aportaciones debido a problemas fiscales nacionales y al descontento provocado por ciertos aspectos del sistema de funcionamiento de la ONU.

Organización de las Naciones Unidas (ONU)



Organización internacional de naciones basada en la igualdad soberana de sus miembros. Según su Carta fundacional, la ONU fue establecida para “mantener la paz y seguridad internacionales”, “desarrollar relaciones de amistad entre las naciones”, “alcanzar una cooperación internacional fundada sobre las relaciones de amistad entre las naciones”, “alcanzar una cooperación internacional en la solución de problemas económicos, sociales, culturales o humanitarios” y “fomentar el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales”. Sus miembros se comprometen a cumplir las obligaciones que han asumido, a resolver disputas internacionales a través de medios pacíficos, a no utilizar la amenaza o el uso de la fuerza, a participar en acciones organizadas en concordancia con la Carta y a no ayudar a un país contra el que la ONU haya dirigido estas acciones, y a actuar de acuerdo con los principios de la Carta.

Desarrollo de la ONU
Se suele considerar a la ONU como sucesora de la Sociedad de Naciones, organización internacional creada tras la I Guerra Mundial para cumplir muchos de sus mismos fines. La Sociedad, sin embargo, no consiguió mantener la paz, debilitándose de forma paulatina en los años previos a la II Guerra Mundial.

Orígenes
El primer compromiso para establecer una nueva organización internacional se recogió en la Carta del Atlántico, firmada por el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt y el primer ministro británico sir Winston Churchill el 14 de agosto de 1941, en una conferencia celebrada a bordo de un buque de guerra frente a las costas de Terranova. Ambos dirigentes se comprometieron a establecer un “sistema permanente y más amplio de seguridad general” y expresaron su deseo de “conseguir la máxima colaboración de todas las naciones en el plano económico”. Los principios de la Carta del Atlántico fueron aceptados por las Naciones Unidas de forma más general en su Declaración, firmada el 1 de enero de 1942 por los representantes de las 26 naciones aliadas contra las potencias del Eje Roma-Berlín-Tokio durante la II Guerra Mundial. Fue en este documento donde por primera vez se utilizó de modo oficial el término Naciones Unidas, que había sido sugerido por Roosevelt.
En 1943, en una conferencia celebrada en Moscú, se iniciaron las gestiones para crear una nueva organización. El 30 de octubre de ese año, representantes de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Reino Unido, China y Estados Unidos firmaron una declaración en la que reconocían la necesidad de establecer “en el tiempo más breve posible una organización general internacional”. En un encuentro celebrado en Teherán (Irán) un mes más tarde, Roosevelt, Churchill y el máximo dirigente soviético, Stalin, reafirmaron “la suprema responsabilidad que recae sobre nosotros y sobre todas las Naciones Unidas de crear una paz que destierre el azote y el terror de la guerra”.
Tras la declaración de Moscú, representantes de las cuatro potencias se reunieron en Dumbarton Oaks (Washington, Estados Unidos), en el otoño de 1944, para estudiar una serie de propuestas destinadas a la creación de una organización internacional. Aprobaron un borrador de carta constitutiva que especificaba sus fines, estructura y métodos operativos, pero no lograron ponerse de acuerdo en el método de votación del Consejo de Seguridad propuesto, que sería el órgano que habría de tener la mayor responsabilidad en cuestiones relativas al mantenimiento de la paz y la seguridad.
El problema de las votaciones quedó resuelto en la Conferencia de Yalta (febrero de 1945), última cumbre negociadora a la que asistirían Roosevelt, Churchill y Stalin en el último de sus encuentros durante la contienda. En síntesis, el líder soviético aceptaba la postura británica y estadounidense, que limitaba las prerrogativas de las grandes potencias en asuntos de procedimiento, pero mantenía el derecho al veto en cuestiones esenciales. Al mismo tiempo, los líderes aliados plantearon que se celebrase una conferencia de las Naciones Unidas para preparar la Carta constitutiva de la nueva organización.
Delegados procedentes de 50 naciones se reunieron en la ciudad estadounidense de San Francisco el 25 de abril de 1945 para la oficialmente denominada Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional. Durante dos meses elaboraron una carta de 111 artículos basada en el borrador realizado en Dumbarton Oaks. La Carta fue aprobada el 25 de junio y firmada al día siguiente. Entró en vigor el 24 de octubre de 1945, tras ser ratificada por la mayoría de los signatarios. Los vínculos surgidos de la alianza bélica contra enemigos comunes aceleraron el acuerdo para establecer esta nueva organización.
Sede

El 10 de diciembre de 1945, el Congreso de Estados Unidos invitó a la ONU a establecer su sede en su país. La Organización aceptó y en agosto de 1946 se trasladó temporalmente a Lake Success (Nueva York). Ese mismo año se adquirió un lugar que bordeaba el East River de Manhattan y se elaboraron planes para establecer una sede permanente. Según un acuerdo alcanzado entre los Estados Unidos y la ONU, se concedió al lugar una cierta extraterritorialidad. El complejo, finalizado a mediados de 1952, incluye la sala de la Asamblea General, el edificio de la Secretaría, el edificio de Conferencias y la Biblioteca Dag Hammarskjöld.
Adhesión

Según queda recogido en su Carta, la adhesión a la ONU está abierta a todos aquellos estados “amantes de la paz” que acepten las obligaciones de la Organización. Las 50 naciones que asistieron a la Conferencia de San Francisco, a las que se unió Polonia, se convirtieron en miembros fundadores de la ONU. Hasta 1971, China estuvo representada por una delegación del gobierno nacionalista de Taiwan. Sin embargo, en octubre de ese mismo año, la Asamblea General votó a favor de que fuese la delegación de la República Popular China la que ocupase dicho puesto.
Los nuevos miembros son admitidos por propuesta del Consejo de Seguridad y tras ser aceptados por una mayoría de dos tercios en la Asamblea General. Desde 1945, el número de sus miembros ha sobrepasado en más de tres veces el inicial, sobre todo debido a la admisión de muchos países africanos y asiáticos que alcanzaron la independencia con posterioridad a la fundación de la Organización. En mayo de 1994, la ONU contaba con 184 miembros.
Organización

La Carta de la ONU estableció seis órganos principales: la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social, el Consejo de Tutela o de Administración Fiduciaria, el Tribunal Internacional de Justicia y la Secretaría General.Todos los estados miembros están representados en la Asamblea General, que es el principal organismo deliberativo de la ONU. La Asamblea se reúne anualmente en sesiones regulares y en sesiones especiales a petición de una mayoría de sus miembros o del Consejo de Seguridad. La Asamblea no tiene autoridad para hacer cumplir sus resoluciones. Éstas son recomendaciones que se hacen a los estados miembros, pero que carecen de poder de aplicación directa. La Carta, no obstante, permite a la Asamblea establecer agencias y programas que lleven a cabo sus recomendaciones. Entre las más importantes se encuentran: el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

El concepto de superpotencia



Desde el momento en que la política internacional adquirió tal magnitud, fueron precisos unos inmensos recursos para desempeñar un papel mundial efectivo. Sin embargo, los requisitos y criterios exactos para la calificación de superpotencia son difíciles de establecer. Cuando Fox escribió su libro, otorgó esta consideración sólo a tres países: Estados Unidos, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y Gran Bretaña. Si bien esta última estaba llevando a cabo un enorme esfuerzo bélico en todos los escenarios de la II Guerra Mundial, pronto se hizo evidente durante el periodo de posguerra su inferioridad con respecto a los otros dos. Gran parte de su posición residía en la posesión de un Imperio que estaba al borde de la desintegración, y, además, el esfuerzo bélico había dañado gravemente su economía.
Otro ejemplo de cálculo erróneo fue la inclusión de Francia y China como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, creado en 1945. Francia no dejaba de ser una potencia derrotada con un Imperio en mayor decadencia aún que el Británico, en tanto que China era un país profundamente subdesarrollado económicamente y en plena guerra civil. No obstante, ambas consiguieron su presencia en este organismo como dos de los cinco miembros con derecho a veto, en un momento en que el régimen comunista de Pekín había sustituido al anterior gobierno nacionalista del Guomindang (Kuomintang), desde entonces instalado en Taiwan. Algunos analistas han considerado la pertenencia al Consejo de Seguridad, en calidad de miembro permanente, como un reconocimiento de la categoría de superpotencia, lo cual, en consecuencia, podría suponer la perpetuación de la composición de este organismo desde 1945 como un anacronismo.
Los observadores de la escena política han otorgado tradicionalmente el grado de ‘gran potencia’ de acuerdo a la capacidad militar. A veces se ha calificado como tal al Estado que podía defenderse por sí mismo contra la agresión de otro, sin ayuda de terceros. En la práctica, la cuestión es siempre más complicada: Gran Bretaña, por ejemplo, en principio una potencia marítima, sólo pudo combatir a las grandes potencias continentales cuando contó con aliados. Otro factor utilizado a la hora de valorar la calidad de superpotencia ha sido la posibilidad de acceso al suministro de alimentos, lo que destacaba la importancia de la agricultura. Con el paso del tiempo, y puesto que la guerra siempre ha dependido de la evolutiva complejidad armamentística, entró en juego el criterio del grado de industrialización.
El desarrollo y declive de tales factores conducen, en cualquier época, a cambios bastante rápidos en la identificación de las naciones más poderosas. Suecia y Polonia, destacadas potencias en el siglo XVII, habían perdido importancia a finales del siglo XVIII y más tarde dejaron de existir como tales estados pujantes en el contexto internacional. Semejantes categorizaciones dependen tanto de la realidad como de la percepción, de ahí que en 1943 la Unión Soviética (URSS) obtuviera la consideración de potencia y que su heredera, la actual Rusia, conserve, 50 años más tarde, el rango, generalmente aceptado, de superpotencia, debido sobre todo a su poderío militar. En su apogeo, la URSS tuvo una expansión mundial gracias a una poderosa Armada interoceánica y a una especie de imperio de estados comunistas distribuidos por todo el planeta, como Cuba, Vietnam o, sobre todo, los países de la Europa Oriental. Pero la desintegración de la Unión Soviética, a comienzos de la década de 1990, reveló que gran parte de su supuesto poderío tenía una base muy débil, con una estructura industrial venida a menos y un sistema político desacreditado e ineficaz. Incluso su maquinaria militar era deficiente en muchos aspectos. Se ha demostrado que las reivindicaciones soviéticas al grado de superpotencia eran mucho menos consistentes que las de Estados Unidos.
La antigua Unión Soviética poseyó un elemento (que conserva la actual Rusia), asociado generalmente al rango de superpotencia: la posesión y capacidad de creación de armas nucleares, que cumple parcialmente uno de los criterios clásicos para definir a una gran potencia: la autonomía militar. Si bien es más una coincidencia que un hecho inevitable el que los países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se hayan convertido en potencias nucleares (las únicas reconocidas formalmente como tales por el Tratado de No Proliferación Nuclear), esa coincidencia ha dado origen a la creencia en determinados sectores de que sólo una potencia nuclear puede ser considerada una superpotencia.
Por otro lado, si se considera el criterio económico habría que incluir en el grupo de superpotencias a Alemania y Japón, en cuanto que destacados miembros del llamado Grupo de los Siete, el cual actúa en muchos aspectos como una junta directiva de la economía mundial.
El futuro de la categoría de superpotencia Por tanto, la cuestión fundamental para el futuro de la política mundial es saber cómo esas dos categorías de grandes potencias (la militar-nuclear y la económica) se desarrollarán y se interrelacionarán y cuáles de éstas desempeñarán un papel mundial merecedor del título de superpotencia. A una mayor escala temporal, las enormes dimensiones de un país como la India, una vez que alcance un desarrollo económico, quizá originen nuevos pretendientes a este rango. Sin embargo, hay una cuestión incluso más importante: saber si el modelo actual de la política internacional conservará bastantes características de un sistema interestatal como para mantener la validez e importancia de semejantes clasificaciones

Potencia Mundial La Superpotencia


Denominación que recibe un Estado de primer rango, dentro del sistema de relaciones internacionales, dotado de un poder y unos intereses de dimensiones mundiales. El término fue acuñado en la obra The Superpowers (Las superpotencias), escrita por el estadounidense W. T. R. Fox en 1943. Con dicha palabra, Fox identificó una nuevo tipo de potencia capaz de ocupar el nivel más elevado en un mundo en el que, como demostraba la II Guerra Mundial (1939-1945), por entonces en pleno apogeo, los estados podían desafiarse y luchar a escala planetaria.
La antigua relación de Europa y Estados Unidos con sus respectivas áreas exteriores estaba alcanzando una interacción de mayor intensidad e inmediatez. El poderío aéreo, las telecomunicaciones y la globalización de la economía mundial han incrementado esa tendencia a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.

Programas actuales y futuros


A principios de los años ochenta, el Sistema de Transporte Espacial (STS, en inglés), más conocido como la lanzadera espacial, se convirtió en el mayor programa espacial de Estados Unidos. Al surgir problemas con el STS se decidió emplear vehículos de lanzamiento desechables (ELVs, en inglés). Estados Unidos tenía previsto sustituir la lanzadera espacial por una nueva nave, la X-30, en la década de los noventa, pero por dificultades presupuestarias se optó por utilizar una combinación de ELVs y lanzaderas para poner en órbita satélites y naves espaciales.



Lanzadera espacial

La lanzadera es un avión espacial tripulado multiuso, diseñado para despegar y entrar en órbita llevando naves de hasta 3.000 kg con siete tripulantes y pasajeros. La parte superior de la nave tenía una vida estimada de unas 100 misiones y a su regreso a la Tierra podía realizar maniobras de aterrizaje. Su versatilidad y su capacidad para desplegar, rescatar y reparar satélites en órbita, hizo que sus defensores la consideraran un gran adelanto en la exploración del espacio. Sin embargo, otras personas estimaron que la NASA estaba poniendo demasiada confianza en la nave, en detrimento de otras misiones no tripuladas.
La primera misión de la lanzadera espacial, pilotada por John W. Young y Robert Crippen a bordo de la nave Columbia, se inició el 1 de abril de 1981. Se trataba de un vuelo de pruebas en vacío. El quinto vuelo de la lanzadera espacial fue la primera misión real. Los astronautas de la Columbia desplegaron dos satélites de comunicaciones comerciales entre el 11 y 16 de noviembre. Entre los siguientes vuelos dignos de mención están el séptimo, entre cuya tripulación se encontraba la primera mujer astronauta estadounidense, Sally K. Ride; el noveno, entre el 28 de noviembre y el 8 de diciembre de 1983, que transportaba el primer Spacelab de la Agencia Espacial Europea; el undécimo, entre el 7 y el 13 de abril de 1984, durante el cual se rescató un satélite, se reparó y se volvió a desplegar; y el decimocuarto, entre el 8 y el 14 de noviembre de 1984, que rescató dos costosos satélites averiados para traerlos a la Tierra.
A pesar de estos éxitos, la lanzadera se estaba quedando atrasada respecto de los lanzamientos programados, se estaba utilizando cada vez más para pruebas militares y encontraba una fuerte competencia en el programa Ariane de la Agencia Espacial Europea, de vuelos no tripulados. Además, el 28 de enero de 1986 la lanzadera Challenger estalló al minuto de haber despegado, debido a un fallo en una junta en sus cohetes. Murieron siete astronautas: el comandante Francis R. Scobee, el piloto Michael J. Smith, los especialistas de la misión Judith A. Resnik, Ellison S. Onizuka, Ronald E. McNair, Gregory B. Jarvis y Christa McAuliffe. Esta última había sido seleccionada años atrás para ser la primera maestra en el espacio, y la representante civil del programa de la lanzadera. La tragedia paralizó completamente el programa de vuelos hasta que se analizaron y volvieron a diseñar todos los sistemas. Una comisión presidencial encabezada por el ex secretario de estado William Rogers y el veterano astronauta Neil Armstrong culpó del accidente a la NASA y a sus sistemas de mantenimiento del control de calidad.
A consecuencia del desastre del Challenger se volvieron a diseñar las juntas de los cohetes para evitar que se reprodujera el accidente del 28 de enero. La reanudación de los vuelos de la lanzadera tuvo lugar el 29 de septiembre de 1988 con el Discovery, que llevaba cinco astronautas a bordo. En esta misión se puso en órbita el satélite de comunicaciones de la NASA TDRS-3, y se llevaron a cabo numerosos experimentos. El éxito de esta misión animó a Estados Unidos a continuar su programa de vuelos espaciales. En 1990 la lanzadera desplegó el telescopio espacial Hubble, que había costado 1.500 millones de dólares, pero por una avería del sistema óptico no pudo funcionar con la resolución prevista, hasta que fue reparado en 1993.
Perspectivas
Con los contratiempos que supusieron el mal funcionamiento del telescopio espacial Hubble y las fugas en los tanques de combustible de hidrógeno de la lanzadera espacial, el programa espacial de Estados Unidos no parecía poder llegar a cumplir sus objetivos para la década de los noventa. Además de la estación espacial tripulada, uno de esos objetivos era la construcción de la nave X-30, que estaba proyectada para despegar como los aviones convencionales y autopropulsarse hasta llegar a la zona de órbita con potentes estatorreactores. Todavía ha de pasar bastante tiempo antes de abordar otros objetivos más ambiciosos, como el de establecer una base en la Luna y enviar astronautas a explorar el planeta Marte