jueves, 31 de julio de 2008

Impacto de la Guerra fría



Poco después de la II Guerra Mundial y de la fundación de la ONU, la cooperación política entre las principales potencias —en especial entre Estados Unidos y la URSS— se rompió, y se inició el periodo de la Guerra fría. Como los intereses estadounidenses y soviéticos chocaban, la capacidad de la ONU para mantener la paz se vio seriamente limitada.
Según el artículo 43 de la Carta, el Consejo de Seguridad debía negociar acuerdos con los estados miembros para conseguir unidades militares que pudieran permitir la aplicación de sus decisiones. Las negociaciones, iniciadas en 1946, pronto alcanzaron un punto muerto en lo relativo a las cuestiones del tamaño, composición y establecimiento de las fuerzas militares. Los Estados Unidos propusieron que cada miembro permanente del Consejo proporcionase tropas especializadas. Los estadounidenses aportarían, por ejemplo, unidades de aviación, los británicos unidades navales y los soviéticos tropas de tierra. Sin embargo, la URSS abogó por la igualdad, con lo que cada país enviaría igual número de tropas. Estas diferencias nunca se solucionaron.
Un estancamiento similar se produjo en la Comisión de la Organización de las Naciones Unidas para la Energía Atómica, creada por una resolución aprobada en la Asamblea General el 24 de enero de 1946. El mandato de la comisión era desarrollar un sistema que controlara la energía atómica y la limitara a su utilización con fines pacíficos. Los Estados Unidos presentaron un plan global para el control internacional de la energía atómica, en el que se incluía un acuerdo para eliminar las propias armas nucleares, así como las instalaciones, una vez que se hiciera operativo un sistema internacional de inspección. La URSS insistió en que Estados Unidos destruyera al punto todas las armas nucleares existentes y se negó a cualquier inspección internacional, aduciendo que esto supondría una violación de la soberanía nacional. Una vez más, las diferencias existentes entre las dos naciones resultaron irreconciliables.
En realidad, las intenciones originales de la Carta nunca han sido llevadas a la práctica. No obstante, el Consejo de Seguridad no se paralizó por completo: fue capaz de resolver disputas, sobre todo gracias a la mediación y a los buenos oficios, en situaciones en las que los intereses de los miembros permanentes, en especial los Estados Unidos y la URSS, convergían. Uno de estos casos fue la retirada neerlandesa de Indonesia en 1949; otro, el fin de la guerra de los Seis Días en 1967. En 1950, sin embargo, surgieron graves diferencias entre las grandes potencias cuando fuerzas de Corea del Norte atacaron Corea del Sur, precipitando así la guerra de Corea.

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