jueves, 31 de julio de 2008

Historia OTAN



Hasta 1950, la OTAN consistió ante todo en un compromiso de los Estados Unidos para con sus miembros bajo los términos del artículo 5 del Tratado. No existía, sin embargo, mecanismo alguno con el que articular ese compromiso. El comienzo de la guerra de Corea, en junio de 1950, convenció a los aliados de que los soviéticos podían actuar contra una Alemania dividida. El resultado fue no sólo la creación de un sistema de comando militar, sino también la expansión de la organización. En 1952, Grecia y Turquía se adhirieron a la alianza, y en 1955, Alemania Occidental, mediante un complicado acuerdo, según el cual Alemania no quedaba autorizada a producir armas químicas, biológicas o nucleares. En su primera década, la OTAN fue más que nada una organización militar dominada por el poder bélico estadounidense, que proporcionaba una cobertura de seguridad para la recuperación de la política y de la economía europeas.

El alcance soviético de la paridad en armamento nuclear con Occidente difundió entre los europeos el temor de que Estados Unidos no cumpliera con su compromiso. La década de 1960 se caracterizó en la OTAN por dos procesos consecuentes: la retirada de Francia, bajo la presidencia de Charles de Gaulle, de la organización, aunque no de la alianza, en 1966; y la creciente influencia de las naciones más pequeñas, que buscaban en la OTAN tanto un instrumento de disuasión como de defensa. La intervención estadounidense en la guerra de Vietnam disminuyó aún más la autoridad de Estados Unidos y contribuyó al malestar en la OTAN. Aunque la década siguiente comenzó con algunos acuerdos como resultado de las Conversaciones para la Limitación de Armas Estratégicas (en inglés, Strategic Arms Limitation Talks, SALT I), este periodo terminó con la frustración derivada de la rapidez con que los soviéticos desarrollaron su arsenal militar. La OTAN resolvió este problema con el programa de doble vía de 1979, en el que los nuevos esfuerzos en la defensa estuvieron acompañados por nuevos esfuerzos disuasorios. La década de 1980 comenzó con una crisis cada vez más profunda entre Oriente y Occidente. En 1983, la URSS fracasó en la prevención del despliegue de misiles balísticos de alcance intermedio, designados para competir con las armas soviéticas que apuntaban a las ciudades europeas. Este logro se convirtió, sin embargo, en irrelevante tras la firma del Tratado sobre Fuerza Nuclear de Alcance Intermedio (INF) en 1987 (véase Control internacional de armas). El Tratado INF fue un presagio de la crisis del Pacto de Varsovia. La década concluyó con el éxito aparente de la OTAN al resolverse favorablemente el desafío planteado por el bloque comunista.

Realizaciones


A lo largo de los años, la existencia de la OTAN ha permitido estrechar los vínculos entre sus miembros y ha dado lugar a una creciente comunidad de intereses. El Tratado ha proporcionado en sí mismo un modelo para otros acuerdos de seguridad colectiva. Es posible que la OTAN disuadiera a la URSS del intento de un ataque directo sobre Europa Occidental. Por otro lado, el rearme de Alemania Occidental y su admisión en la alianza constituyeron las causas aparentes para el establecimiento en 1955 del Pacto de Varsovia.

En los primeros años de la década de 1990, la transformación de la URSS y de la Europa Oriental, incluyendo la reunificación de Alemania y la disolución del Pacto de Varsovia, redujeron de forma drástica la amenaza militar soviética. Aún así, muchos observadores occidentales ven la OTAN de la posguerra fría, como un ‘paraguas de seguridad’ en una Europa asediada por las pasiones nacionalistas desatadas en Europa Oriental y en los países surgidos tras la desintegración de la URSS. El Consejo de Cooperación del Atlántico Norte, creado en noviembre de 1991, proporciona un foro de consultas entre miembros de la OTAN, naciones de Europa Oriental y antiguas repúblicas soviéticas. En 1993, los miembros de la OTAN apoyaron proponer a los antiguos miembros del Pacto de Varsovia una asociación limitada con la OTAN.
Bajo ese plan, conocido como Asociación por la Paz, los países no miembros de la OTAN podrían ser invitados a participar en la información compartida y a intervenir en maniobras y operaciones en defensa de la paz.El 27 de mayo de 1997, en París, se produjo un hecho de vital importancia para el futuro de la Organización y que, prácticamente, otorgaba un carácter oficial a la finalización de la Guerra fría. Tras intensas negociaciones previas, en las que jugó un papel fundamental Javier Solana, secretario general de la Organización desde 1995, fue ratificado el Acta fundacional sobre las relaciones mutuas de cooperación y seguridad entre la OTAN y la Federación Rusa. Este documento, que sancionaba el derecho de todo Estado a elegir sus socios en materia defensiva, y que vino acompañado por una declaración del presidente ruso, Borís Yeltsin, anunciando el desmantelamiento de los misiles rusos dirigidos a Europa, significó el comienzo de una nueva era para la OTAN, que habría de dotarse de una nueva esencia, estructura y organización. Surgida como elemento coordinador de la defensa occidental frente a la ‘amenaza’ que suponía el bloque comunista aglutinado en el Pacto de Varsovia, la desaparición real de la dialéctica de bloques exigía su necesaria conversión en un organismo cuyo principio básico fuera la ‘seguridad común’. Este Acta, si bien no puso fin a la oposición de Rusia frente a cualquier tentativa de ingreso de países de la Europa Oriental en la Alianza Atlántica, si supuso cierta resignación ante tal hecho.
Las primeras consecuencias llegaron en la cumbre que la OTAN celebró en Madrid en julio de 1997. En esta reunión, se llegó a cuatro grandes decisiones: Polonia, Hungría y la República Checa recibieron la invitación oficial para establecer las negociaciones formales que culminarían con su adhesión a la Alianza en 1999; Eslovenia y Rumania fueron mencionados para indicar que seguirían esos mismos pasos a partir de tal año; la OTAN y Ucrania firmaron una Carta de Relación Especial que estrechaba lazos de cooperación entre ambas partes; el Consejo de Asociación Euroatlántica (integrado por los 16 países miembros de la OTAN, los antiguos países de la órbita soviética, estados neutrales, los pertenecientes a la Unión Europea y a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) sucedió a la Asociación por la Paz como foro de consultas entre sus miembros

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