jueves, 31 de julio de 2008

Satélites científicos


A medida que los sistemas de despegue de las naves espaciales (propulsadas por cohetes) y los equipos científicos se hicieron más fiables, se fueron desarrollando una gran variedad de satélites. Los científicos trataron de recopilar información y realizar estudios precisos del Sol, otras estrellas, la Tierra y del mismo espacio. La atmósfera que envuelve la Tierra impide obtener tales datos, a excepción de la escasa información que se podía conseguir por medio de globos a gran altitud.
En Estados Unidos se han lanzado numerosos satélites astronómicos. Así, desde 1962 los Observatorios en Órbita Solar (OSO, en inglés) han estudiado la radiación ultravioleta, los rayos X y los rayos gama procedentes del Sol. Satélites pioneros han recogido datos de la radiación cósmica, el viento solar y las características electromagnéticas del espacio. Los Observatorios de Órbita Astronómica (OAO, en inglés) han estudiado la radiación estelar, y los Observatorios de Órbita Geofísica (OGO, en inglés) se han dedicado a conocer las interacciones entre el Sol, la Tierra y el entorno espacial. El Satélite de Astronomía de Infrarrojos (IRAS, en inglés), un proyecto anglo-estadounidense lanzado en 1983, tenía como misión realizar una cartografía del cielo. El telescopio espacial Hubble, fue lanzado al espacio por la lanzadera espacial Discovery en 1990. Los científicos descubrieron que al poco de entrar en funcionamiento, el espejo principal del telescopio espacial estaba dañado. Los astronautas a bordo de la lanzadera espacial Endeavor lograron repararlo en diciembre de 1993. Incluso antes de su reparación, el telescopio pudo transmitir importantes imágenes de fenómenos nunca antes vistos.

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