martes, 5 de agosto de 2008

Invención


Creación de nuevos dispositivos, objetos, ideas o procedimientos para conseguir un objetivo humano. El proceso de invención va invariablemente precedido de uno o más descubrimientos que ayudan al inventor a resolver el problema en cuestión. Un descubrimiento puede ser accidental (como el descubrimiento de los rayos X por Wilhelm Conrad Roentgen al experimentar con los rayos catódicos), o inducido (como cuando Benjamin Franklin inventó el pararrayos después de descubrir la naturaleza eléctrica del rayo).
Generalmente, el término invención se aplica sólo a la creación de un nuevo material o dispositivo y el término inventor a la persona que lo ha creado. A veces el término invención se aplica también a un nuevo procedimiento, como cuando, por ejemplo, una persona inventa un nuevo juego o un nuevo sistema de contabilidad. Sin embargo, la definición estricta de invento es cualquier cosa producida por una persona que tenga la característica de ser relativamente nueva y única. Esta definición fue adoptada por Johann Sebastian Bach cuando tituló Invenciones a una serie de composiciones para teclado. Véase Invención (música).
En la mayoría de los países se reconocen legalmente determinadas clases de invenciones, y su uso queda durante un tiempo bajo control del inventor. En los países industrializados cualquier arte, máquina, fabricación o material nuevo y útil o cualquier mejora o modificación de éstos puede quedar protegido con una patente. Textos escritos, música, pinturas, esculturas y fotografías pueden protegerse con los derechos de autor. La protección que supone este reconocimiento legal es limitada y en muchos casos si una persona modifica un invento con el fin de mejorarlo tiene opción a solicitar una nueva patente o derechos de autor. La legislación sobre patentes y derechos de autor no cubre todas las invenciones. Muchos procesos e ideas que no presentan unas características claras (como los conceptos psicológicos utilizados en publicidad) carecen de protección legal.
Adaptabilidad
La capacidad de invención, restringida al Homo sapiens y tal vez a unos pocos animales, implica también una capacidad continuada para adaptar los descubrimientos a la vida cotidiana. En el caso de los seres humanos, el desarrollo de las metodologías va precedido y seguido por descubrimientos de leyes naturales que facilitan la construcción. El patrón de descubrimiento seguido de invención, seguida de otro descubrimiento (que supone un continuo desarrollo de nuevos conceptos, procedimientos y dispositivos) es característico de la capacidad de invención de la especie humana.
Primeras invenciones

Los primeros utensilios ya pusieron de manifiesto la capacidad de invención del ser humano. Los nombres de las grandes eras de la arqueología (edad de piedra, edad del bronce y edad del hierro) se derivan del tipo de herramienta utilizada (piedra o metal). Los primeros utensilios de piedra eran toscos, pero servían para defenderse y para recoger alimentos, actos fundamentales para poder sobrevivir. Muchas de las principales invenciones se produjeron antes del periodo de la historia escrita. Entre ellas se encuentra la invención de las primeras herramientas, el desarrollo del lenguaje hablado, el cultivo de plantas, la domesticación de animales, el desarrollo de técnicas de construcción, la producción y el control del fuego, el trabajo del barro o arcilla, el desarrollo de sencillos sistemas políticos y la invención de la rueda.
El periodo de la historia escrita comenzó con la invención de la escritura. Ésta, como medio de comunicación de masas, adquirió un gran auge con la invención de la imprenta en el siglo XV. El proceso creativo siguió su curso durante todo el periodo de la historia escrita, pero a partir de la aparición de los libros impresos, los descubrimientos del pasado han estado accesibles de forma generalizada y se han podido utilizar como punto de partida para otros descubrimientos e invenciones.
La era de las máquinas

La era de las máquinas, que comenzó con la Revolución Industrial y llega hasta nuestros días, se desarrolló a partir de una serie de invenciones entre las que destaca el uso de combustibles fósiles (como el carbón) como fuente de energía, la mejora de los procesos metalúrgicos (especialmente el acero y el aluminio), el desarrollo de la electricidad y de la electrónica, la invención del motor de combustión interna y el uso del metal y del cemento u hormigón en la construcción. Los avances actuales para optimizar la utilización de energía prometen iniciar una nueva era de creatividad.
Los primeros inventores solían trabajar aislados y no podían financiarse sus propios inventos. En algunos casos, dos personas que trabajaban de forma independiente consiguieron descubrir lo mismo; sin embargo, el descubrimiento sólo fue atribuido a uno de ellos. Esto sucedió con Elisha Gray y Alexander Graham Bell, que solicitaron la patente del teléfono el mismo día. La autoría del descubrimiento del cálculo fue amargamente disputada entre Isaac Newton y Gottfried Wilhelm Leibniz.
Actualmente, la mayor parte de las invenciones y de los descubrimientos se realizan en grandes organizaciones de investigación financiadas por universidades, asociaciones gubernamentales, industrias o fundaciones privadas. Por esta razón, cada vez es más difícil adscribir una invención a una sola persona. Los investigadores en los laboratorios modernos forman a menudo parte de un proyecto global y la planificación y el desarrollo del mismo suele ser el trabajo de todo un grupo. La bomba atómica, por ejemplo, fue desarrollada durante la II Guerra Mundial por un pequeño grupo de científicos de diferentes nacionalidades, que, a su vez, dirigían un grupo mucho mayor de científicos y técnicos, la mayoría de los cuales desconocía la finalidad del proyecto (véase Armas nucleares). Otro ejemplo significativo de cooperación en la investigación es el desarrollo de la computadora digital electrónica, dispositivo esencial para almacenar, recuperar y manipular grandes volúmenes de información.

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