Nombre genérico que se utiliza para definir al conjunto de los países en vías de desarrollo. El término se acuñó durante la Guerra fría cuando dos bloques hegemónicos opuestos, liderados por Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), parecían dominar la política internacional. Dentro de este modelo bipolar, el Tercer Mundo lo componían los países menos desarrollados en materia económica y tecnológica que no pertenecían a ningún bloque. Ideada por el escritor marxista originario de La Martinica, Frantz Fanon, la expresión implicaba connotaciones negativas y no siempre fue aceptada por los países involucrados. Aunque los cambios políticos y económicos de las décadas de 1980 y 1990 acabaron con el colapso del bloque soviético, el Tercer Mundo sigue siendo un término útil para referirse a un conjunto de países difíciles de clasificar de otra forma. También se les ha llamado “Países No Alineados” y en la Asamblea General de Naciones Unidas constituyen un grupo organizado, con una política y un voto determinado por consenso entre sus componentes. México, en especial su presidente Luis Echeverría durante su mandato (1970-1976), trató de constituirse en líder y portavoz de las aspiraciones de ese conjunto de países. En la ciudad de México funciona desde 1975 un Instituto de Estudios del Tercer Mundo, fundado por el propio Echeverría.
Los países del Tercer Mundo están habitados por las dos terceras partes de la población mundial y se encuentran en Latinoamérica, África y Asia. Desde un punto de vista político, son, por lo general, países no alineados. Algunos están saliendo de su situación anterior y podrán unirse pronto a las filas de los países industrializados. Otros, cuyas economías se consideran intrínsecamente incapacitadas para el desarrollo, se denominan a veces ‘cuarto mundo’.
La inestabilidad política provocada por una situación política precaria es muy frecuente en el Tercer Mundo. La democracia en su acepción occidental se puede decir que no existía hasta hace muy poco tiempo, aunque se está registrando un proceso de democratización cada vez mayor. Estos países han preferido crear sus propias instituciones basadas en sus tradiciones indígenas, sus necesidades y sus objetivos. Se discute mucho si China pertenece al Tercer Mundo, con el que en un tiempo se identificaba por razones raciales, culturales y económicas. China defendía que los países explotados debían unirse contra las fuerzas imperialistas occidentales y soviéticas. Sin embargo, tras la muerte de Mao Zedong en 1976 China ha adoptado una actitud más moderada.
El Tercer Mundo es poco homogéneo, y se encuentra dividido por motivos de raza, cultura y disensiones territoriales y geopolíticas, así como por intereses opuestos. Suelen ver la política internacional como una lucha entre países ricos y pobres —el Norte industrializado y el Sur atrasado. Algunas naciones, como las que componen la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), han encontrado la forma de defender su importancia económica como fuentes de materias primas necesarias para las sociedades más avanzadas. Dentro del Tercer Mundo se defiende con fuerza el llamado Nuevo Orden Económico, que mediante una combinación de ayudas y tratados de comercio debería transferir riqueza desde los países desarrollados a los que están en vías de desarrollo. Sin embargo, las modernas economías del desarrollo han demostrado la eficacia con que la inversión privada y las reformas para implantar un mercado libre han ayudado a algunos países del Tercer Mundo, sin embargo, ha empeorado el nivel de vida en otros. Esta disparidad económica y la desaparición de los antiguos bloques está empezando a romper la antigua estructura de alianzas y actitudes en el Tercer Mundo, pero sin mejorar la causa de los países más pobres. El Nuevo Orden Económico ahora parece imposible y sólo las reformas políticas e institucionales aportan esperanza.
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