jueves, 11 de septiembre de 2008

Terrorismo, 11 SEPT A siete años del atentado contra las Torres Gemelas



A la "guerra mundial" al terrorismo, solo le quedan unos 130 días para capturar a Bin Laden. El presidente estadounidense, George W. Bush, tiene menos de cinco meses para cumplir con la promesa que hizo hace siete años de capturar a Osama bin Laden "vivo o muerto", antes de que su sucesor en la Casa Blanca herede la persecución del terrorista más buscado del mundo. Capturar al jefe de la red Al Qaeda le permitiría sin duda al presidente que hoy en día bate todos los récords de impopularidad recobrar una parte del apoyo con el que contaba tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Pero si Bush no logra atrapar a Osama bin Laden antes del 20 de enero de 2009, cuando entregue la Casa Blanca a su sucesor, podría convertirse en uno de los grandes fracasos de su presidencia, cuyo rumbo quedó marcado ocho meses después de iniciada con el derrumbe de las Torres Gemelas en Nueva York. La Casa Blanca asegura que la búsqueda de Bin Laden se realiza sin descanso y que Bush está constantemente informado al respecto. Pero el presidente niega que haya redoblado esfuerzos para dar con el jefe de Al Qaeda. "Yo veo que los diarios titulan: Bush ordena un esfuerzo particular para encontrar a Osama bin Laden. Un poco de sensacionalismo periodístico. Porque en definitiva es lo que hemos hecho desde el 11 de septiembre", indicó en junio a la cadena británica Sky News. Bush hizo su promesa de capturar a Osama bin Laden "vivo o muerto" seis días después de que Al Qaeda perpetrara los peores atentados de la historia de Estados Unidos, que dejaron unos 3.000 muertos, al tiempo que declaró la "guerra mundial" al terrorismo. Nueva York trata de mantener el ritmo de su cotidianidad mientras McCain y Obama se preparan, para en una especie de tregua, presentarse en la Zona Cero y capitalizar el acto. La Casa Blanca reconoció ayer las limitaciones que ha tenido para encontrar a Osama bin Laden. Nueva York sigue cumpliendo con sus visitantes. Todos los clichés que hemos aprendido de la Gran Manzana siguen vigentes y funcionando. Hay policías de gorras heptagonales, humo saliendo de las alcantarillas a media Quinta Avenida, esténciles de Warhol en muros que se doblan, bomberos… torres, torres y más torres. Y la ausencia de un par de ellas. En una esquina del mapa es en donde se erige el riel imaginario de varios tópicos que estarán en juego en noviembre próximo cuando los candidatos a la presidencia de Estados Unidos se enfrenten en las urnas. Este séptimo aniversario de los atentados terroristas del 11 de septiembre en las Torres Gemelas, en 2001, es el talón de Aquiles que dio tregua a los dos candidatos que contienden a la presidencia de Estados Unidos.Memorial 11 septiembre en Pentágono revive dolorosos recuerdosEn la mañana del 11 de septiembre del 2001, Patrick Smith caminaba hacia un televisor en una oficina del Pentágono, para mirar las noticias sobre los ataques en contra del World Trade Center de Nueva York, cuando escuchó una fuerte explosión. "La pared en frente mío se torció hacia adentro," recuerda. "Las losas del techo y los cables comenzaron a caerse, luego todo se puso negro y después (...) una bola de fuego gigante entró por la pared," dice. Imágenes como esas cruzarán el pensamiento de varios de los sobrevivientes el jueves, cuando el primer memorial permanente en Estados Unidos en conmemoración de los ataques del 11 de septiembre se dedique a las 184 personas que murieron en el Pentágono y en el vuelo 77 de American Airlines, que se estrelló contra el edificio. La ceremonia en la sede del Departamento de Defensa estadounidense, a la que asistirá el presidente George W. Bush, se realizará exactamente siete años después de que militantes de Al Qaeda secuestraron cuatro aviones comerciales y mataron a casi 3.000 personas. Smith, un civil que trabaja para el Ejército, estará entre la audiencia. Sabe que es afortunado de tener esa posibilidad. "Podía escuchar y sentir cómo los pelos de la cabeza y los brazos comenzaban a chamuscarse por el intenso calor de la llama," dijo. "Si hubiera caminado seis pies más (casi dos metros), probablemente no estaría aquí sentado hoy," afirmó. Smith vio a una colega entre las llamas que no pudo salir y no logró ayudarla. Un compañero de trabajo salió corriendo del fuego, con su ropa incendiada. Smith se tiró al piso y salió gateando de aquel infierno. Tomó la mano de una colega herida y juntos encontraron una forma de salir seguros. "Ella tenía quemaduras de segundo grado y la piel se le estaba empezando a caer de la cara," dijo. Los recuerdos se han vuelto menos intensos con el paso del tiempo, pero nunca desaparecerán por completo, señaló. Smith cree que el memorial en el Pentágono, un parque diseñado por Julie Beckman y Keith Kaseman, con arces y unidades en conmemoración de cada víctima, es un tributo adecuado para aquellos que murieron. "Hicieron un gran trabajo," dijo Smith, quien se desempeñaba en el departamento de personal del Ejército en el momento del ataque.

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