viernes, 11 de febrero de 2011

Material de apoyo para EL “TRABAJO TECNOLOGIA PARA LA PAZ”

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Egipto, una revolución 2.0

Hosni Mubarak dimitió como presidente de Egipto este viernes 11 de febrero y cedió el poder a las fuerzas armadas de ese país. El hecho es la culminación de una revolución que llenó las calles de esa nación, pero que también creció y alcanzó grandes dimensiones gracias a redes sociales como Twitter o Facebook.

Durante este viernes, las frases "Egipto", "Dimite Mubarak" y "#Feb11" se han convertido en "tópicos populares" o "trending topics" en Twitter.
El sistema de Twitter, brindó los siguientes resultados:
La palabra "Mubarak" se repitió 55 veces por segundo.
El término "Egypt" se repitió 47 veces por segundo.

La frase "Free Egypt" se repitió 25 veces por segundo

Hosni Mubarak estuvo en el poder desde 1981.

La revolución de los jazmines dio paso a la revolución 2.0, como la definió ayer Wael Ghodim, uno de los principales artífices de la caída del régimen.

Egipcios celebrando la caída de Mubarak en la plaza Tahrir.- PATRICK BAZNoticias relacionadasMubarak cede el poder al EjércitoEgipto: cronología de una revoluciónEl futuro político de Oriente PróximoEl último faraónQuería morir en Egipto y posiblemente lo hará, pero no como presidente. Hosni Mubarak ha presentado su renuncia este viernes sucumbiendo a la presión popular que lleva 18 días seguidos clamando por el fin a su régimen de hierro. La dimisión fue comunicada por el vicepresidente Omar Suleiman, quien en un mensaje de apenas 20 segundos, comunicó que el país quedará bajo el control del Ejército.

El júbilo estalló en la plaza Tahrir de El Cairo, donde los opositores llevan acampados desde el 25 de enero. Las protestas populares en el mundo árabe han tumbado dos regímenes en lo que va de año marcando el inicio de un nuevo periodo histórico. De los jazmines a Internet Egipto se contagió enseguida de las protestas que terminaron con la huida del presidente tunecino Zine Al-Abidine Ben Ali. La revolución de los jazmines dio paso a la revolución 2.0, como la definió ayer Wael Ghodim, uno de los principales artífices de la caída del régimen. El espíritu de revolución de Túnez contagió rápidamente a los jóvenes egipcios La juventud egipcia comenzó a organizar a través de Facebook y otras redes sociales protestas masivas pidiendo la caída del Gobierno y reformas que acaben con el paro y la corrupción.
La plaza Tahrir de El Cairo se convirtió en el corazón de las manifestaciones reuniendo a más de un millón de personas cada viernes. Pero también fue el lugar de las matanzas llevadas a cabo por la policía de Mubarak. Las víctimas de esta revolución se cuentan por centenares. Las oficiales son 300, pero algunas ONG apuntan a que la cifra podría superar el medio millar de personas.
La represión provocó que la comunidad internacional empezara a aumentar la presión sobre el régimen, que se permitió el lujo de cortar Internet durante cinco días para evitar que los egipcios se organizaran. Sin embargo, las constantes promesas de transición política de Mubarak con sus videomensajes convirtieron esa presión en llamadas vacías al respeto por los derechos humanos.
Pasos ambiguos Mientras tanto, Mubarak ordenaba reprimir las protestas y silenciar a los medios de comunicación. La sede de la cadena Qatarí Al Jazeera fue cerrada y asaltada, y muchos enviados especiales sufrieron las palizas, las detenciones y los interrogatorios de los agentes y seguidores La policía se convirtió en el órgano de represión oficial del régimen contra los ciudadanos y la prensa El Ejército, la institución más respetada por los egipcios, decidió tomar una posición más activa ante los acontecimientos. Mubarak no tuvo más remedio que sacar a la policía de la calle y los militares comenzaron a proteger a los manifestantes al tiempo que preparaba el traspaso de poder.
Los rumores sobre un golpe de estado del Ejército comenzaron a multiplicarse ayer por la tarde, mientras la televisión estatal anunciaba un comunicado de Mubarak para la noche. Todo el mundo pensó que sería el final, que el rais renunciaría. Pero una vez más, el presidente, en el poder desde 1981, se aferró al trono con un discurso nacionalista.
El adiós definitivo La oposición lo había dejado claro desde el principio. Las protestas no terminarían hasta que el régimen cayera. Pero Mubarak trató de convencerlos anunciando la cesión de parte de sus poderes al vicepresidente Suleimán y poniendo en marcha una serie de medidas constituyentes que llevaran al levantamiento del estado de emergencia. De nada sirvió. Esta mañana, cientos de miles de egipcios volvieron a salir a las calles en todo el país.

En El Cairo, los opositores cercaban la televisión estatal, el Parlamento y el palacio presidencial. Pasado el mediodía, el Gobierno confirmaba que Mubarak había salido de El Cairo con su familia camino de Sharm el Sheik para pasar el fin de semana. Pero a las 15.30 horas la televisión estatal anunciaba un nuevo comunicado. A las 17.00 Suleimán leía el breve mensaje. El régimen había caído y el Ejército controla el país. La incógnita sigue abierta. Los militares tendrán que hacer lo posible para fomentar la transición, pero ahora son ellos los que ponen el orden y su lado no es más el del pueblo, sino el del Gobierno.

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